sábado, 27 de diciembre de 2008

¿USTEDES, MIS CHOLOS, CONTRA MÍ?



¿USTEDES, MIS CHOLOS, CONTRA MÍ?[1]
Edgar Chalco Pacheco[2]
Transcurría el mes de diciembre de 1828, cuando el presidente La Mar al mando de tropas peruanas, se interna en tierras colombianas, y el enfrentamiento bélico es inevitable, siendo adverso el desenlace, pues Sucre salió victorioso, y como consecuencia perdiose definitivamente Guayaquil.
Después de la consolidación de la independencia política en Ayacucho, Bolívar ha considerado acertado, nombrar al general cusqueño Agustín Gamarra como Prefecto del Cusco, 1825, Agustín y doña Francisca se encontraban establecidos en la capital de los Incas. Este cargo no fue removido por el Presidente La Mar.
En los meses siguientes en 1829, La Fuente, derroca al Vicepresidente Manuel Salazar y Baquíjano en Lima. Y para combatir en el norte Gamarra deja a su mujer en la ciudad imperial. La prefectura a no dudarlo quedará magníficamente cubierta.
Cuéntase que una noche, “la Prefecta” es informada que se ha sublevado un cuartel, las razones son nimias, la tropa está impaga y el hambre es pésimo consejero. Al conocer los detalles del motín, se levanta de inmediato, toma su cabalgadura y, dícese, vestida con uniforme militar se presentó en el cuartel de los rebeldes.
Ingresa bruscamente, con un látigo en la mano y una bolsa de dinero en la otra. Se dirige a los cabecillas, sus antiguos compañeros del ataque al pueblo boliviano de Paria, y les increpa:
“-¿Cómo? ¿Ustedes mis cholos, contra mí?”
Los sublevados quedan paralizados. Luego balbucean las explicaciones del casop y en pocos momentos el movimiento queda sofocado. Doña pancha dejará la bolsa de monedas sobre la mesa y luego partirá[3].
Esta expresión corresponde a un periodo de la historia del Perú, son años donde no se hablaba de “feminismos”, no podría imaginarse las categorías de “género”, pero que el actuar de una mujer “de pantalones”, fue protagonista de la vida política en los años iniciales de la joven república.
Mujer que ganó fama de bravía al acompañar a su marido en dos expediciones al Alto Perú en 1828 y pudo adaptarse a la rudeza de la vida militar, ella mostró inclusive don de mando. En 1829 cuando Gamarra llega al gobierno del Perú, luego de deponer al mariscal José de La Mar, obtuvo el grado de mariscal, y doña Francisca recibió el apodo de “La Mariscala”. Luego de que Gamarra partiera al sur con el fin de afrontar un conflicto militar con Bolivia, su vicepresidente La Fuente intentó dar un golpe de Estado, pero fue descubierto, debelado y convertido en rotunda victoria política gamarrista por acción de La Mariscala.
Cuenta el viajero estadounidense Ruschenberger (1832) que "la presidenta, como es ella llamada (...), dispara la pistola con gran precisión en el tiro, maneja la espada con mucha agilidad y es un arriesgado e intrépido jinete". Se hizo fama de mujer soberbia e intolerante, tras ordenar que un piquete de soldados apalease al editor de El telégrafo de Lima, Juan Calorio, conocido opositor, el 26 de noviembre de 1832. Como testimonia el cronista viajero francés De Sartiges (1833), la propia Mariscala se encargó de azotar, durante un sarao en palacio de Gobierno, a un oficial edecán que se jactaba de haber merecido sus favores.
El 28 de enero de 1834, Gamarra intentó perpetuarse en el poder desafiando al Presidente electo por la Convención Nacional, Luis José Orbegoso y Moncada, pero tuvo un serio revés al ser cercado en Palacio de Gobierno por las tropas adversarias. Providencialmente, fue salvado por la llegada de tropas procedentes del Callao al mando de La Mariscala, que rescataron al caudillo y lo condujeron hacia Arequipa. Sin embargo, allí los gamarristas tuvieron que hacer frente a una revuelta militar a favor de Orbegoso, cuyo cruento resultado excitó la ira popular. El mariscal pudo huir desordenadamente hacia Bolivia, pero doña Francisca tuvo que ser protegida del populacho por las autoridades arequipeñas y también marchó al destierro.
Perdido el poder de antaño, camino al exilio, conoció en junio de 1834, en el Callao, a la escritora Flora Tristán, quien rememoró el encuentro en sus "Peregrinaciones de una paria" (1838). Allí trazó el siguiente retrato de La Mariscala:
"Era de mediana talla y fuertemente constituida, a pesar de haber sido muy delgada; su figura no era en verdad bella, pero, si se juzgaba por el efecto que producía en todo el mundo, sobrepasaba a la mejor belleza. Como Napoleón, el imperio de su belleza estaba en su mirada, cuánta fuerza, cuánto orgullo y penetración; con aquel ascendiente irresistible ella imponía el respeto, encadenaba las voluntades, cautivaba la admiración.. Su voz tenía un "sonido sordo, duro, imperativo". Flora Tristán, "Peregrinaciones de una paria"[4]
El destino de ese viaje de La Mariscala era Valparaíso, donde la legendaria mujer murió pobre y enferma de tuberculosis, el 8 de mayo de 1835.
El sabor del poder.
Doña Francisca alcanzó el poder en 1825 a través de su alianza matrimonial con el general Agustín Gamarra (1785-1841), gobernando con mano dura todos sus intereses en las guerras civiles que se produjeron en Perú. Flora Tristán (1803-1844) la describió como una mujer que supo engañar, mentir, intrigar y poner en práctica todo lo vedado para conservarse en el primer lugar. Conocida también por los apelativos de: mujer “cruel” y “neurótica”, “Señora Prefecta”, “Mariscala” - por su capacidad de mando y decisión en más de una oportunidad, inclusive llegando a ser superior a la de su marido el general Gamarra -, “Presidenta del Perú”, “heroína de Piquiza” - cuando en 1828 se lanza al combate con sus tropas en la batalla contra Sucre en Bolivia -, “la Agripina peruana”, “marimacho” y “emperatriz”. Se la nombró también “Cleopatra” y “mujer fácil”, por los numerosos amantes que se le adjudicaron, entre ellos, el célebre libertador Simón Bolívar y cuya fama de Don Juan y galanteador circulaba constantemente por la sociedad de la época[5].
A Francisca Zubiaga le perturbaba de tal forma las habladurías de sus supuestos romances que, cuando los hombres le declaraban su amor, los rechazaba con desprecio y rabia, tal como cuenta Flora Tristán, entre las muchas historia que fue copilando sobre su forma de ser:
“¿Qué necesidad tengo de su amor? Son sus brazos los que necesito. Lleven sus suspiros, o sus palabras sentimentales y sus romanzas a las jóvenes. Yo no soy sensible sino a los suspiros del cañón, a las palabras del Congreso y a las exclamaciones del pueblo cuando paso por las calles” (Tristán, 1941:536).
La cuzqueña, fue comparada con “Cristina de Suecia”, por su aparente vida intersexual y su famoso aspecto varonil - al respecto pensamos que dicha opinión se deberá al único retrato que se tiene de ella vestida con la ropa militar - y con “Catalina la Grande” por su carácter. Para Ricardo Vegas García, ella entraría a la historia peruana por su vida aventurera y novelesca, comparándola con nombres tan notorios en la historia universal como “Isabel Tudor, María de Médicis, o de una gran Mademoiselle de Orleáns, la heroína de la Fronda, de una Catalina Sforza, la heroica madre de Juan de las Bandas Negras, enemiga implacable de César Borgia” (Vega García, 2001:36). No hay duda que conoció los halagos del poder, las críticas calumniadoras del pueblo y de la sociedad limeña, tal como las amarguras del exilio, como iremos retratando en este estudio[6].
Seis por seis son treinta y seis
Doña Francisca Zubiaga, mujer que pusiera a los limeños las peras a cuarto. Si la virreina logró organizar expediciones bélicas contra los piratas, doña Francisca en más de una ocasión supo vestir el uniforme de coronel de dragones y ponerse a la cabeza del ejército. La presidenta fue lo que se llama todo un hombre.
Parece que doña Francisca no aguantaba muchas pulgas; pues es fama que cuando la mostaza se le subía a las narices, repartía bofetones y chicotillazos entre los militares insubordinados, o hacía aplicar palizas de padre y muy señor mío, a los periodistas que osaban decir, ¡habrá desvergüenza!, en letras de molde: La mujer sólo manda en la cocina.
Pero si doña Francisca no sabía zurcir un calcetín, ni aderezar un guisado, ni dar paladeo al nene (que no lo tuvo), en cambio era hábil directora de política; y su marido, el presidente, seguía a cierra ojos las inspiraciones de ella.
A fines de 1833 hallábase reunida en Lima la Convención, convocada para dar sucesor a Gamarra, quien se interesaba en favor del general don Pedro Bermúdez. Doña Francisca manejaba los bártulos, y con tanta destreza, que el partido de oposición casi perdía la esperanza de sacar triunfante a su candidato, que era el general D. José Luis de Orbegoso. Ochenta y cinco diputados formaban la Convención, y doña Francisca decía sin embozo que contaba con cuarenta votos de barreta, o sea representantes palaciegos, a quienes ella daba la consigna u orden del día, amén de los diputados cubileteros, que no bajaban de doce.
Inútil es decir que el pueblo, como siempre sucede, simpatizaba con la oposición. Las limeñas sobre todo, por antagonismo con la Zubiaga, que era hija del Cuzco, hacían cruda guerra a Bermúdez, y trabajaban en favor de Orbegoso, que era un buen mozo a carta cabal. La moda era ser orbegosista. Los pueblos son puro espíritu de contradicción. Basta que el gobierno diga pan y caldo para que los gobernados se emberrechinen en sostener que las sopas indigestan. Por lo mismo que Gamarra era bermudista, el país tenía que ser orbegosista.
O hay lógica o no hay lógica. Hable la historia contemporánea.
Digresión aparte, llegó el viernes 20 de diciembre de 1833, día señalado por la Convención para elegir presidente provisorio; y desde que amaneció Dios, andaba la gente de política que no le llegaba la camisa al cuerpo; y palacio era un jubileo de entradas y salidas de diputados ministeriales; y el ejército estaba sobre las armas; y la oposición tenía conciliábulos en casa de Luna-Pizarro y de Vigil; y la ciudad, en fin, era un hervidero, un panal de abejas alborotadas.
A las dos de la tarde, hora en que precisamente estaban los diputados haciendo la elección, asomose doña Francisca al balcón de palacio fronterizo al arco del Puente, donde en un tiempo se leía en letras de relieve: Dios y el Rey, leyenda que habría sido más democrática reemplazar con esta otra: Dios y la Ley. Pero es la cosa que a los presidentes se les haría cargo de conciencia tener a esa señora Ley tan cerca de palacio y expuesta a violación perpetua, y cata el por qué mandaron poner la acomodaticia y nada comprometedora inscripción que hoy existe: Dios y la Patria.

¡Bobalicones! Concertadme estas razones.
El gran Mariscal D. Agustín Gamarra

Respiraba doña Francisca la vespertina brisa, cuando en el atrio iglesia de los Desamparados presentose uno de esos buhoneros o vendedores ambulantes que pululan en todas las capitales. Era éste un pobre diablo, muy popular en Lima, que recorría la ciudad llevando un maletón, especie de arca de Noé por la variedad de artículos en él encerrados. Tenía nuestro hombre ribetes de consonantero, a juzgar por el siguiente pregón con que anunciaba la venta al menudeo.

«Ovillos de hilo y agujas,
para las niñas bonitas y las viejas brujas;
tinteros de cuerno y plumas de ganso,
para los que tienen genio manso;
tijeritas y alfileres,
para que corten y pinchen las mujeres;
pañuelos de pallacate y de hilo,
para sonarse hasta echar el quilo;
medias, cintas y botones,
para cabras y cabrones;
frascos de agua de Colonia»

para... muestra basta y sobra. Suprimo, por subidos de color, los demás versos del pregón. Viven y beben en Lima muchísimas personas que los saben de memoria. Ocurra a ellas el lector curioso.
Doña Francisca oyó, sonriéndose, toda la retahíla, hasta que el baratijero parose frente al balcón, y mirando a la presidenta (que, entre paréntesis sea dicho, era bellísima mujer) la dirigió, no una galantería, sino esta grosera copla:

«Seis veces seis treinta y seis.
Fuera de los nueve nada.
La cuenta queda ajustada.
Gran puerca, ya lo sabéis».

La señora se retiró del balcón murmurando: «Ya te ajustaré otra cuenta, canalla,» y añadió, dirigiéndose según unos al coronel Arrisueño y según otros a su mayordomo. «¡Seis por seis son treinta y seis! Pues que le den tres docenas».
Los criados de doña Francisca se apoderaron del insolente, lo llevaron al patio de palacio, lo ataron a un cañón o poste y le aplicaron treinta y seis bien sonados zurriagazos.
Pocos minutos después llegaba a Palacio el coronel Escudero, y lo participó a doña Francisca que Orbegoso acababa de ser proclamado presidente por cuarenta y siete votos.
Bermúdez sólo obtuvo treinta y seis votos.
El baratijero había ajustado bien la cuenta; pero no contó con que doña Francisca entendía la aritmética del zurriago[7].

[1] Es una frase que corresponde a: Francisca Zubiaga y Bernales, “Pancha Gamarra”, “la Prefecta”, “la Mariscala”, “la Presidenta”, (esposa de Agustín Gamarra, Prefecto del Cusco, durante el gobierno de Bolívar). Citado en la obra de Rizo Patrón Carlos.
[2] Dr. En Ciencias Sociales, Profesor Principal de Escuela Profesional de Historia. Actual Jefe del Departamento Académico de Historia Geografía y Antropología de la Universidad Nacional de San Agustín
[3] Rizo Patrón Carlos Neuhaus “Pancha Gamarra, la mariscala” Ed. Francisco Moncloa S.A. Lima 1967 pp.48-49. Nota el autor: es preciso advertir que esta anécdota no reposa en base documental alguna. Es producto de la tradición.
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Francisca_Zubiaga_y_Bernales
[5] Entre las habladurías incesantes de sus supuestos amantes, Bolívar fue el más conocido, aunque evidentemente no hay pruebas de ello.
[6] Costa Toscano, Ana Maria da Doña Francisca Gamarra más conocida como "la Mariscala" . http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=912&opcion=documento
[7] Ricardo Palma “Seis por seis son treinta y seis” Tradiciones Peruanas, Quinta Serie.
http://es.wikisource.org/wiki/Seis_por_seis_son_treinta_y_seis

miércoles, 12 de noviembre de 2008

BAUTIZO DE GUAGUA



VER:
LAS GUAGUAS DE TODOS SANTOS EN EL IMAGINARIO AREQUIPEÑO

Colgado el 12 de octubre 2008
CITAR LA FUENTE

sábado, 1 de noviembre de 2008

EL CULTO A LOS MUERTOS, TODOS SANTOS EN AREQUIPA

EL CULTO A LOS MUERTOS, TODOS SANTOS EN AREQUIPA
1.-EL DIA DE TODOS LOS SANTOS 01 DE NOVIEMBRE
En los inicios de la cristiandad, la Iglesia Católica celebraba sólo el culto a los mártires, al que después se adhirió el de los confesores y las vírgenes. No obstante, el mundo Celta solía festejar anualmente a los difuntos los últimos días del mes de octubre, lo que impulsó a las autoridades eclesiásticas a fijar una fecha para esta festividad.
La Iglesia decidió incorporar a su calendario el día 1 de noviembre para recordar a los santos y honrar sus acciones, establecida en Roma en el año 607 por el papa Bonifacio IV. Dicha celebración se extendió a todos los santos del cielo por disposición del papa Gregorio IV. Es recién durante la Edad Media, y bajo la influencia de Cluny, que se agregó la conmemoración a los Fieles Difuntos el día 2 de noviembre, oportunidad en la cual la Iglesia se encargaba así mismo de rezar por las ánimas del purgatorio. Así ambas festividades se vincularon con sólo un día de diferencia, cuidando con su valor sagrado hasta la actualidad. [1]
Gran parte de la recolección de la información en esta investigación es etnográfica durante los años 1997 al 2008 en los cementerios de la ciudad de Arequipa cuya relación acompañamos en un cuadro en el capítulo segundo de la tesis[2], donde la información nos da a conocer que la costumbre ha querido la visita a los muertos a partir del día 1 de noviembre durante todo el mes, y para la concepción andina todo se convierte en “santo” las almas de los vivos y de los muertos durante estos días especiales, y tiene significación de “sagrado”, todo los componentes de los rituales, es decir, las plantas, guaguas, frutas, comidas, bebidas, cigarros, rezos, bailes etc..
Esta fiesta de muertos y vivos, se pueden delimitar y diferenciar en los espacios y roles que ocupan y cumplen , debido a las costumbres de estos pueblos en relación al culto a sus muertos. La gente de los pueblos del valle del Chili desde Tingo Grande río arriba van a visitar a sus muertos el 01 y 02 de noviembre solamente de día, en cambio la gente de los poblados de las cuencas de los ríos Polobaya, Socabaya, río postrero, Tingo Grande y el cauce del Chili de Tiabaya río abajo van a los cementerios a visitar a sus muertos el día de todo santos por la noche hasta la madrugada del día siguiente.
Las costumbres varían según el estrato social, habrá quienes solamente lleven un ramo de flores como en los cementerios de los Jardín de la esperanza, o jardín de Arequipa, en otros cementerios como la Apacheta habrá gente que llevarán una Corona y flores, algunos les cantarán unas canciones y tocarán música que le gustaba al difunto, y en otros cementerios que está en los Distritos y zonas marginales en la periferia de la ciudad, serán mucho más efusivas estas costumbres ancestrales que se conservan en las personas de mucha edad y en aquellos quienes migraron de la serranía y del interior del país a las grandes ciudades.
El día de todo santos 01 de noviembre se organizan las ofrendas desde muy temprano en algunos cementerios, por la creencia que hasta el medio día llegan las almas benditas del purgatorio, las que son recibidas con responsos y oraciones. En otros cementerios de los poblados que viene en dirección del río postrero, preparan sus ofrendas por la noche y hacen fiesta hasta el amanecer, cuando empieza a oscurecer y en la noche, la gente de los poblados mencionados se dirige al cementerio de distintos lugares van llevando agua flores, velas faroles (luminarias de papel multicolor), empiezan a limpiar amontonar la tierra y encender velas con faroles al rededor del rectángulo de la tumba de sus familiares, esto es tanto en la tierra como en los nichos depende del entierro, la costumbre es para todos sea migrante o del lugar los “loncos arequipeños”, ellos se pasan la voz para asistir, porque es una “fiesta de las almas”, hay música andina que tocan y cantan a los muertos, y también en las afueras hay toldos con venta de comidas licor y música.
Lo característico es que los deudos llevan comida para ponerlo encima de la tumba en un mantel, y luego rezar. Antes de retirarse se sirve a los asistentes e invitados de los deudos, ellos comen, toman y brindan “tinkando” con el muerto a su nombre, por ti, recuerdan los momentos que pasaron juntos, voy ha comer por ej. tallarín lo que le gustaba a él, un té un café con licor etc..
Se tiene la creencia que el alma llega al medio día y en la noche del 01 y se queda hasta el día siguiente y hay que recibirlas con alegría con música con licor con cigarros y comidas, entonces el alma estará contenta en reciprocidad te agradecerá y te ayudará te cuidará, sería todo lo contrario para aquellas almas de quienes nadie se acuerda, todo será tristeza, estaría penando y nos puede castigar, es frecuente los responsos por los rezadores, la gente prefiere a ellos y no a los curas, porque lo hacen de forma jocosa y en idiomas extraños medio quechua con latín cruzados con aymara y castellano en un tono cantado etc..

Todo el cementerio está iluminado parece de día hay faroles multicolor, la gente va y viene los conocidos se saludan en esta fiesta de los difuntos. La gente se retira en la madrugada, embriagada, otros tomaran caldo de gallina que venden en los toldos, kioskos, y al medio día del 2 vuelven al cementerio con flores en señal de despedida para al otro año volver a encontrarse.
CEMENTERIOS VISITADOS POR LA NOCHE DEL DIA DE TODO SANTOS
DISTRITO
URB. PP.J.
Polobaya, Capital de Distrito. Puquina, Capital de Distrito
Pocsi, Capital de Distrito. Mollebaya, Capital de Distrito
Quequeña, Capital de Distrito. Yarabamba, Capital de Distrito
Sogay, Capital de Distrito. Characato, Capital de Distrito
Paucarpata, Capital de Distrito. Sabandía, Capital de Distrito
Socabaya, Capital de Distrito. Yura, Capital de Distrito
Tiabaya, Capital de Distrito. Tiabaya, Cerro Verde
Uchumayo, Capital de Distrito. La Joya, Capital de Distrito
Vitor, Capital de Distrito. Quilca, Capital de Distrito
FUENTE: Municipalidad de los respectivos distritos, e investigación etnográfica 1997-2008.

2.- EL DÍA DE LOS DIFUNTOS 02 DE NOVIEMBRE
Desde temprano del día 2 la gente de aquellos cementerios que no fueron de noche irán al cementerio llevando consigo, comidas, bebidas, flores, frutas, manteles, palos para armar el toldo y colocar las cosas encima de la tumba sobre una manta.
El proceso de adornar las tumbas que están en la tierra, consiste en hacer una limpieza de las hierbas, basuras, echar agua para evitar el polvo, luego amontonar la tierra del espacio de la tumba, pircarlo con piedras, acomodar la cruz de madera o de fierro y pintarlo si fuera posible, algunas tumbas tienen pirca de cemento y culmina en una casita con la cruz en lo alto, luego sobre la tumba hacer un espacio plano donde se pondrá una manta de color negro cuando es el primer todos santos del fallecido, hasta tres años, y de otro color cuando pasan más años, y con cuidado sobre esta manta se va colocado todo lo que e ha traído y se pueda conseguir en esos lugares del cementerio que está saturado de comerciantes y kioskos que venden de todo.
Estos objetos constan de lo siguiente; la cruz con una corona y flores, casita si lo tuviera, la foto del difunto, las velas prendidas, panes, guaguas que consisten en representar a la madre y padre, algunas guaguas son especiales grandes con sus caretas adornadas con flores coronas y hasta las visten con traje especial, luego estas van ha formar el término de una pirámide, hay otras pequeñas que para el pensamiento andino simboliza la familia, a su entorno productos alimenticios, la cancha o tostado de maíz y de habas en algunos casos de trigo, comidas como chicharrón, canccacho, parrillada, mazamorras, dulces, caramelos, frutas pepinos plátanos, en algunas hay quispiña (masa hecha en base a quinua y cañihua), chichasara, no falta la chicha el vino y el aguardiente, la chicha que va simbolizar saciar la sed de las almas del purgatorio que llegaron a sus pueblos y lugares de ofrenda.

El vino para el festejo de los dolientes junto con el aguardiente hechado a la tierra, la cerveza en mucha cantidad es esparcida sobre la cruz, sobre toda la tumba cuyo líquido se esfuma rápidamente debido al sol radiante del medio día.
Los asistentes generalmente familiares, después de haber visitado las tumbas y de haber puesto coronas y velas al entorno de los que fueron sus antepasados, promediando las tres de la tarde empieza el acto ceremonial de despedida de las almas benditas, todos los altares con sus productos tienen que ser consumidos en su totalidad hasta antes de la puesta del sol, por sus familiares e invitados los que agradecen al muerto, algunas guaguas las comen los niños juegan bailan con ellos, nada se regresa, en el camino se termina de comer todo. Los dolientes piden a los que visitan le recen un padre nuestro por el alma del difunto y le convidan un pan o algo de mayor cantidad si es un buen responso, cuando se consume todo el alma está contenta y se va con la puesta del sol.

EVITE EL PLAGIO
NOTA: CITAR LA FUENTE (2)

[1] León L. Marco A. Sepultura Sagrada, Tumba Profana. Edit. LOM, Santiago 1997 p.179-180
[2] Chalco Pacheco, Edgar “Continuidad Cultural y Ritualismo en la Mentalidad Andina sobre el Culto a los Muertos: La celebración de Todo Santos en la Ciudad de Arequipa” Tesis para optar el grado de Magister en Estudios Andinos, Universidad Nacional de San Agustín Arequipa, Perú. 2005 p.42 y ss.

domingo, 19 de octubre de 2008

ENTRE PESPUNTES, CHAPINES, SAYAS Y JUBONES: APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA VESTIMENTA EN AREQUIPA


ENTRE PESPUNTES, CHAPINES, SAYAS Y JUBONES: APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA VESTIMENTA EN AREQUIPA[1]
Edgar Chalco Pacheco[2]
Interesarse por temas de investigación en Historia, como, las comidas, bebidas, vestimenta, olores, perfumes y demás actividades de la vida cotidiana de los habitantes de una ciudad, es ingresar al mundo de las subjetividades colectivas, los inconscientes, las mentalidades.
En este caso la vestimenta de la población arequipeña, estaba muy bien diferenciada, de acuerdo al estrato social al que pertenecía su gente, o eran blancos, indígenas o negros
Las fuentes de estudio son muy limitadas para estos años tempranos después de la fundación de la ciudad, la información comprende, contratos de compra venta y mercaderías que llegaban de España, disposiciones emitidas por el Cabildo de la época, que detallaremos a continuación.
El documento, trata de los aranceles dictaminados por el Cabildo de Arequipa, para el buen funcionamiento de la labor que realizan los Artesanos en esta ciudad y no existan excesos en los cobros y manera de trabajar sus obras, que vendría a ser en beneficio de la población.
Si se hacen comparaciones, para 1551 hay una importante baja en los precios, esto se debe a que en los primeros años hasta 1548 se tenía el problema político militar de la Rebelión de Gonzalo Pizarro y la escasez de la materia prima hizo que los precios se elevaran.
1549
“En la ciudad de Arequipa a cinco días del mes de julio de mil e quinientos e cuarenta e nueve años, el muy magnífico señor Licenciado Cerda Justicia mayor en esta ciudad de Arequipa por su magestad y el Capitán Juan Pérez de Vergara y Martín López alcaldes ordinarios por su magestad y el Factor Diego de Mercado Regidores y estando juntos en su ayuntamiento e Cabildo segund que lo an de uso e de costumbre para hacer y ordenar las cosas convenientes e necesarias al servisio de Dios e de su majestad e bien e provecho común desta ciudad e vecinos e moradores della por ante mi Gaspar Hernández escribano de sus magestades público e del Cabildo della hicieron e hordenaron e mandaron lo siguiente:
E luego sus mercedes dixeron que por cuanto son ynformados e es público e notorio que los oficiales que hay en esta ciudad de sastres e calceteros e zapateros e herreros e carpinteros e sederos e herradores llevan en sus oficios muy excesivos precios de las obras que hacen en tal manera que vale tanto la hechura y más que el principal e muchas personas por temor de las hechuras ecesivas que llevan los tales oficiales, dejan de hacer lo que les convienen e tienen necesydad. E por que a ellos como Cabildo e tienen a cargo la gobernación desta ciudad e sustentación della e de lo moderar e tasar, de manera que todos se sustenten e ayan los oficiales sus justos precios de las obras que hicieren. Dixeron que acordaban e acordaron e mandavan e mandaron que por un año cumplido primero siguiente todos los oficiales tengan los aranceles que sean declarados e lleven por hechura de las obras que hicieren los pesos de oro e quantía en ellos contenida e no lleven más so pena de cien pesos de oro la mytad para la cámara de su magestad e la otra mytad para obras públicas desde ciudad. Lo cual dixeron que hacían e hicieron ordenavan e ordenaron atento las grandes carestías de mantenimientos que en esta ciudad/a hay causadas por las alteraciones subcedidas en estos reynos con protestación de cumplido el dicho año de tornar e que tornarán aver los dichos aranceles e los tratarán e moderarán conforme al tiempo el tenor de los cuales dichos aranceles uno en pos de otros dixeron que los ordenaban en la manera siguiente e lo firmaron de sus nombres, digo que lo firmaron adelante[3].

ARANCEL DE SASTRES Y CALCETEROS
Primeramente por un sayo llano e una capa repulgado VII pº 4 tº
Ytem por un capote o turca llano repulgado III pº
Una chamarra de terciopelo llana cuatros pesos III pº
Por un capote con una faja que lleve seis pespuntes IX pº
Por un losete de paño llano II pº 4 tº
Por una capa que lleve lo mismo que el capote de arriba IX pº
Ytem por una capa llana con fajas por dentro zincelada e picadas IIII pº 4 tº
Por un sayo de un niño llano II pº
Por una saya de paño llana con una faja y mangas corpezuelos VIII pº
Por una saya llana III pº
Ytem por una capa de paño con una faja por de fuera e por dentro con seis pespuntes XXII pº 4 tº
Ytem si una saya llevare más de una faja, lleve por las demás con respecto de a dos cuatro tomines. II pº 4 tº
Por un manto llano con un ribete de terciopelo III pº
Ytem por un manto llano II pº
y si llevare el tal manto faja, lleve tres pesos más III pº
Por un manto de raso o tafetán V pº
Por una saboyana llana VI pº
Por una basquina de cualquier seda llana cinco pesos V pº
y si llevare faja a peso e medio cada faja aunque lleve cejas I pº
Por un sayuelo de mujer III pº
Por una basquina de paño llana III pº
Y siendo con fajas lleve por cada faja a peso e medio I pº 4 tº
Por un verdugado de seda XX pº
Por un monzil llano IIII pº
Por una chamarrilla de terciopelo abierta con dos fajas E seys pespuntes nueve pesos IX pº

Por un jubón de raso llano entefado VI pº
Por un jubón de raso picado VI pº
Por un caparazón de paño llano IIII pº
Por hechura de un caparazón de la gilleta con su faja e pespuntes III pº
Por una chamarra de paño aforrada con terciopelo o tafetán abierta III pº
Por una capa con una faja por de dentro cortada e sencilada a cinco pesos V pº

ARANCEL DE CALCETEROS
Por una calza llana con sus cuchilladas medio alemana tres pesos III p°
Por unas calzas llanas con cuchilladas II p° VI t°
Por unas calzas medio alemanas aforradas con terciopelo o en razo llanas o picadas III p° 4 t°
Por unas calzas de terciopelo despuntadas con cinco golpes. Y por unas calzas de paño aforradas en terciopelo con razo las cuchilladas dellas o en tafetán agora sea con sus pespuntes o deshilados no lleven más. XII p° VIIIp°
Por unas medias calzas II p°

ARANCEL DE SEDEROS
Por cada ojal que hiciere en cualquier sayo o jubón o ropa, lleve por la docena dellos un peso, y poniendo botones lleve dos pesos I p° II p°
De aforrar un sombrero de hombre grande dándole la seda para que lo aforre, por aforrarle y hacerle su cairel y cordón cuatro pesos IIII p°
Por cada Alamar grueso macho y hombre tres tomines III p°
Para guarnecer unos escribanos hechándole sus cordones de seda e botones poniéndolo todo I p° 4 t°

ARANCEL DE ZAPATEROS
De hechura de una cuera picada, trayendo el cuero III p°
De hechura de unas botas picadas trayendo el cuero III p° 4 t°
De hechura de unas botas de corchetas trayendo cuero terciopelo e corchetes cuatro pesos IIII p°
De hechura de unos zapatos de terciopelo trayendo el terciopelo I p° 6 t°
De hechura de unas botas llanas trayendo el cuero II p° 4 t°
De hechura de unos borceguíes peso e tres tomines I p° 3 t°
De unos botines de terciopelo de mujer un peso tres tomines I p° 3 t°
De hechura de unos pantufos de terciopelo trayéndolo II p° 3 t°
De hechura de una cuera llana dos pesos e medio II p° 4 t°
De hechura de unas botas de niño picadas peso e medio I p° 4 t°
De unos zapatos de muchacho hasta cinco puntos de cuero o terciopelo dándolo seys tomines 6 t°
Ytem desangostar unos borceguíes prescaceño un peso I p°
De hechura de una cuera de muchacho picado, dos pesos e medio II pº 4 tº
De armar unos chapines trayéndose terciopelo o paño dos pesos e ducado II pº VI tº
De unos zapatos tapetados o blancos peso e medio I pº 4 tº
De unas botas de corchetes con su terciopelo que lleve una tercia nueve pesos IX pº
De unas botas picadas cinco pesos V pº
Unos botinejos de cuero peso e dos tomines Ipº 2 tº
De unos zapatos de muchacho de hasta siete puntos peso e tomin I pº 1 tº
De unos botines de terciopelo tres pesos III pº
De unos zapatos de terciopelo tres pesos III pº
De una cuera acuchillada nueve pesos IX pº
De una cuera llana siete pesos VII pº
De unas botas de muchacho picadas hasta siete puntos III pº
De una cuera de muchacho picada cinco pesos V pº
De unos pantrufos de cuero dos pesos e medio II pº 4 tº
De unos pantrufos de terciopelo cuatro pesos IIII pº
De hechar unas zuelas a unos borseguíes y coselos I pº 2 tº
De dos pares de zuelas de unos borseguíes tres pesos III pº
De unos borseguíes tres pesos III pº
Por hechar unas lenguetas a unos borseguíes seis tomines V tº
Por unos chapines de cuero trayendo los corchos III pº

Los cuales dichos aranceles sus mercedes mandaron que los oficiales reciban e guarden e cumplan e tengan puestos en lugar público so pena de treinta pesos, las dos tercias partes, juez e cámara e la otra tercia pa el denunciador hasta que otra cosa se provea e mande e lo firmaron de sus nombres. Lic. Cuellar, Myn Lopez, Juan de la Torre, Pº Godínez.

1551
En la ciudad de Arequipa a primero día del mes de junio año del nacimiento de nuestro señor e salvador Jesucristo de mil e quinientos e cincuenta y un años los muy magníficos señores justicia e regimiento desta ciudad conviene a saber el señor Capt. Alonso de Cáceres Corregidor e Pedro Godínes Alcalde a García Manuel de Carbajal alcaldes e Alonso de Luque e Hernándo de Rivera e Juan de la Torre regidores se juntaron en su Cabildo e Ayuntamiento como lo tienen de uso e costumbre para hacer e ordenar e proveer lo que conviene al servicio de Dios e de su majestad e bien de la República por presencia de my el Escriuº de Cabº hicieron mandaron lo siguiente.
E luego en el dicho Cabildo fue presentada una petición por Diego de Herrera en nombre de Baltazar Luz al pie de la que se proveyó e respondió.
E luego en el dicho Cabildo sus mercedes trataron que por cuanto en esta ciudad los Oficiales sastres calceteros zapateros espaderos e otros de oficios mecánicos lleven por la obras que hacen Ecesivos precios en tanta manera que vale más lo que llevan de hechuras, que el principal, de que es gran daño a la república e noblecimiento Della, e por que no embargue se les a dado Aranceles de lo que han de llevar por lo que en sus oficios hicieron en alguna manera están escibidos los precios porque al tiempo que se hicieron valía una hanega de trigo diez e seys pesos e la del mayz otro tanto, e las mercaderías e demás bastimentos A ecesivos precios E agora al presente valen a muy bajos precios, e el alquyler de las casas asy mysmo muy moderados E conviene proveer en ello de manera que los oficiales ganen justamente de comer, y las tales personas e las tales personas les paguen lo moderado que merecieren por sus obras que hicieren en sus oficios por tanto que ello e como buenos republicanos hordenanban e hacían e tasaban los aranceles siguientes[4]:

ZAPATEROS
Primeramente de hechura de una cuera picada trayendo el cuero tres pesos III pº
De hechura de unas botas picadas trayendo el cuero dos pesos y medio II pº 4 tº
De hechura de unas botas de corchetes dando cuero e terciopelo o corchetes III pº
De hechura de unos zapatos de terciopelo dando el terciopelo I pº II tº
De hechura de unas botas llanas trayendo el cuero dos pesos e medio II pº 4 tº
De hechura de unos borseguíes un peso I pº
De hechura de unos pantuflos de terciopelo dándolo dos pesos II pº
De hechura de una cuera llana dos pesos II pº
De hechura de unas botas picadas de niño I pº 4 tº
De unos zapatos de cuero o terciopelo pa muchacho hasta cinco puntos dándole terciopelo o cuero 4 tº
Desangostar unos borceguíes de pies e caña seis tomines VI tº
De hechura de una cuera de muchacho picada dos pesos II pº
De armar unos chapines trayendo el terciopelo o paño dos pesos II pº
De unos zapatos tapetados un peso cuatro tomines I pº 4 tº
De unas botas de corchetes con un terciopelo que lleve una tercia poniéndolo el oficial siete pesos VII pº
De unas botas picadas cuatro pesos IIII pº
De unos botinejos de cuero un peso I pº
De unos zapatos de muchacho que tenga syete puntos seys tomynes VI tº
De unos botines de terciopelo dos pesos II pº
De una cuera acuchillada siete pesos VII pº
De una cuera llana cinco pesos V pº
De unas botas de muchacho picadas de siete puntos dos pesos e medio II pº 4 tº
De una cuera de muchacho picada cuatro pesos IIII pº
De unos pantufos de cuero II pº
De unos pantufos de terciopelo tres pesos e medio III pº 4 tº
De hechar unas zuelas a unos borseguíes o coserlos un peso I pº
De dos pares de zuelas a unos borseguíes II pº II tº
Por hechar unas lenguetas a unos borseguíes cuatro tomynes 4 tº
De unos chapines de cuero poniendo los corchos dos pesos II pº

SASTRES
Primeramente por un sayo llano E una capa repulgada cuatro pesos cuatro tomines IIII pº 4 tº
Por un capote turco llano repulgado tres pesos III pº
Por una chamarra de tercio pelo llano en aforrada cuatro pesos IIII pº
Por un capote con una faja que lleve seys pespuntes seys pesos VI pº
Por un cosete de paño llano dos pesos II pº
Por una capa que lleve la faja del capote dicho seys pesos VI pº
Por una capa llana con fajas por dentro sincelada o picada cuatro pesos IIII pº
Por un sayo llano de nyño un peso e medio I pº 4 tº
Por una saya de paño llana con una faja e mangas e corpezuelo seys pesos VI pº
Por una saya llana cuatro pesos IIII pº
Por una capa de paño con una faja por de fuera picada o no o por de dentro con seys pespuntes seys pesos VI pº
Por una saya si llevare más de una faja, lleve por las demás a respecto de peso e medio I pº 4 tº
Por un manto llano con un ribete de tercio pelo valenciano tres pesos III pº
Por un manto llano peso e medio I pº 4 tº
Si el manto llevare faja tres pesos III pº
Por un manto de raso o tafetán cuatro pesos IIII pº
Por una saboyana llana cuatro pesos e medio IIII pº 4 tº
Por una vasquyna de cualquier seda llana tres pesos e medio III pº 4 tº
Y si la vasquyna llevare faja aunque sea de tercio pelo un peso I pº
Por un sayuelo de mujer dos pesos II pº
Por una vasquyna de paño llana dos pesos II pº
E llevando faja un peso por cada faja I pº
Por un verdugado de seda doce pesos XII pº
Por un mongil llano tres pesos III pº
Por una chamarra de terciopelo abierta con dos fajas e seys pespuntes seys pesos VI pº
Por un jubón de raso llano estofado tres pesos III pº
Por un jubón de raso picado pespuntado siete pesos VII pº
Por un caparazón de paño llano tres pesos III pº
Por un caparazón de la gineta con sus fajas e pespuntes seys pesos VI pº
Por una chamarra de paño aforrada en terciopelo o tafetán abierta tres pesos III pº
Por una capa con una faja por de dentro cortada e sincelada cuatro pesos IIII pº

CALCETEROS
Primeramente de unas calzas llanas con sus cuchilladas medio alemanas dos pesos e medio II pº
4 tº
Por unas calzas llanas dos pesos II pº
Por unas calzas medio alemanas aforradas en terciopelo o en raso llanas o picadas tres pesos e medio IIII pº 4 tº
Por unas calzas de terciopelo pespuntadas con cinco golpes ocho pesos VIII pº
Por unas calzas de paño aforradas en terciopelo o en raso o en tafetán las cuchilladas dellas agora sean con pespuntes o deshiladas seys pesos VI pº
Por medias calzas de paño seys tomines VI tº

E así hecho los dichos aranceles por sus mercedes dixeron que los aprovaban y mandavan y mandaron que los dichos oficiales los guarden y cumplan y no lleven más precios de lo en ellos contenidos so pena de cincuenta pesos de oro para la camara de su majestad la mytad y la otra para obras públicas y denunciador y so la dicha pena que tengan el dicho arancel puesto en una tabla y en parte y lugar baja y clara que se vea y se pueda leer y ansy mismo, que dentro de tercero día después que fuere pregonado que vengan a recibir los aranceles so la dicha pena e ansy lo mandaron proveyeron e ordenaron y lo firmaron de sus nombres.
Alº de Cáceres, Pº Godínez, Alº de Luque, Garcí Manuel de Carvajal, Juº de la Torre, paso ante mi Gaspar Hernandez, Escriuº de Cabº.
Indígena arequipeña
EVITE EL PLAGIO
CITAR LA FUENTE:
[1] Publicado EN: Revista SOCIALES Nº16 Fac. De Ciencias Hist. Sociales, UNSA. Arequipa, Perú. Nov. 2007 pp 51-58
[2] Profesor Principal de la Escuela Profesional de Historia. Actual Jefe del Departamento Académico de Historia Geografía y Antropología de la de la Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa, Perú. chalcopacheco@yahoo.com.mx
[3] Archivo Municipal de Arequipa. Libro de Actas de Cabildo Nº01, 1546-1556, Folios 75v al 78v.
[4] Archivo Municipal de Arequipa. Libro de Actas de Cabildo Nº01, 1546-1556, Folios 155v al 157v.

sábado, 18 de octubre de 2008

GANARLE TIEMPO AL TIEMPO: ALEJANDRO MALAGA MEDINA


GANARLE TIEMPO AL TIEMPO[1] :ALEJANDRO MALAGA MEDINA
Edgar Chalco Pacheco[2]
1.- DIARIO CAMINAR.
Cada mañana muy temprano se dirigía de su casa en la Av. Venezuela hacia el Archivo Arzobispal, para llegar antes de las 8.00 am. y no presentarse tarde, fue una de los “hobbys” del Dr. Alejandro Málaga Medina, y siempre lo hacía a pie, con un caminar a diario, con su cuerpo delgado y de paso muy menudito, apresurado, como ganándole tiempo al tiempo, ganándole tiempo a la vida que se le estaba acabando. Y tenía que cumplir muchos trabajos y proyectos de historia, encaminados.
Para los que tuvieron la oportunidad de conocerlo, y realizar trabajos de investigación de forma conjunta, siempre queda en la memoria aspectos importantes de su vida, y Alejandro Málaga Medina marcó un periodo importante en la historiografía Arequipeña.
Conocí al Dr. Alejandro Málaga Medina, cuando fue mi profesor del curso de Paleografía de la Universidad Nacional de San Agustín el año 1984, povco a poco me fui acercando al quehacer del historiador, dentro de la investigación. Para el año 1991, participamos conjuntamente en la Organización del Archivo de Gerencia del Seguro Social del Perú Región Arequipa IPSS. En 1994 en la Organización y liquidación de los archivos de la Empresa Regional de TRanspoprte Urbano de Arequipa ex ENATRU.
El año de 1992, se realizó el I Seminario de Historia y Turismo Regional, organizado por el Centro de Estudios Históricos Arequipa, y la Escuela de Historia de la UNSA. donde Alejandro Málaga Medina, fue expositor, sobre un Tema a cerca de la Arquitectura arequipeña. En el mes de Octubre del mismo año con Motivo de los 500 años de la llegad de los Europeos al Nuevo Continente, Participó también con una Conferencia magistral sobre la llegada de los españoles a estos valles de Arequipa.
El discurso de orden por el aniversario de la ciudad de Arequipa en 1995, Alejandro Málaga, entre otros datos, mencionaba “que debería borrarse de los libros de Historia, que alguna vez Mayta Cápac haya fundado Arequipa, que el Inca mencionado nunca llegó a estos valles”.
La presentación de la Revista “Archivo Arzobispal” Nº1, fue apoteósica, muy emocionante, el Dr. Alejandro Málaga, demostró su capacidad de convocatoria y estuvieron presentes muchas autoridades renombradas de la Ciudad, como: el Arzobispo de Arequipa Monseñor Fernando Ruiz de Somocursio, el Prefecto de Arequipa, José Zuzunaga, el Rector de la Universidad San Agustín, Dr. Juan Manuel Guillén Benavides, El Cónsul de Chile en la Ciudad, El Cónsul de Bolivia, Profesores de la UNSA. entre otros de importancia, y los medios de Comunicación.
Como Director del Archivo Arzobispal, supo conducir de manera excepcional, las relaciones que mantuvo con profesionales de la Capital y de otros países era muy fluida, Gran parte de visitantes intelectuales del quehacer con las ciencias sociales, visitaron el Archivo, tuve la oportunidad de conocer a investigadores como: Joseph Barnadas de Bolivia, Cristina Esteras de España, Ramón Gutiérrez de Argentina, Teresa Cañedo Arguelles de España, John Fisher de Inglaterra, Bernard La Valle de Francia, José Antonio Benito de España, Neils Jacobsen de EE.UU. Sarah Chambers de EE.UU. entre otros. Y gran parte de los historiadores de la PUCP, San Marcos, y Universidades del país
A fines del año 1992 y hasta mediados del año 1993, participamos en la trascripción paleográfica del Libro de Actas de Cabildo Nº1, que corresponde a 1546-1556, donde el Dr. Alejandro Málaga se empeñó en realizar todo un proyecto de trascripción de todos los libros de Cabildo Civil de Arequipa, y la publicación de los mismos. Trabajo que se vio truncado con su repentina desaparición.
Las reuniones que tuvimos, para conmemorar el Centenario del nacimiento del Deán Juan Gualberto Valdivia, estuvo presente el Dr. Alejandro Málaga presidiendo la Comisión, apoyado por EL Decano y comisión de profesores de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales de la UNSA. Ya era diciembre del año 1995 fue una de las últimas acciones que se lo vio públicamente.

2.- LA DESPEDIDA
La despedida no sólo es material, como caminar hasta el último día de su existencia, estar vigilando las comisiones de investigación y proyectos de conmemoración sobre el Deán Valdivia, etc. Sino, también es espiritual, los sentimientos, el dolor, las sensibilidades.
Las tradiciones arequipeñas, cuentan que las personas antes de su fallecimiento dejan ciertas sensaciones, al otro ser, que dan la apariencia de una despedida, Algunos dirán están “borrando sus rastros”, Y es que viene de las creencias ancestrales, donde “el rastro”, es el alma y su caminar con el ser vivo en este mundo y los lugares que recorrió.
Cuando una persona al momento de tomar sus alimentos, sin darse cuenta ¿cómo lo hizo?, llega a morderse la lengua o alguna parte interna de la boca, también anuncia la muerte, como si a poquitos se estuviera comiendo las carnes, la vida de otra persona.[3]
La presencia extraña de otro ser. Se cuenta por el común de la gente que las personas en su lecho de muerte antes de expirar, su alma, su espíritu recorre todos los sitios por donde anduvo en vida entonces “el alma borra sus rastros" inclusive llega manifestarse en una forma material despidiéndose de las personas que aprecia, o de aquellos a quien hizo mucho daño o maldad, esos no pueden morir, sufren.[4]
Esa manifestación, representada, es una sensación de roce con la piel o tocar al otro, es como si alguien nos vigilara, nos observara y que a través de extraños movimientos nos dijera algo malo que va ha ocurrir. El roce de la piel ocurre cuando son familiares directos de primer grado.
El tránsito de medio adormitados nos permite percibir, sentir claramente el fenómeno de la otra persona o ser extraño, como si verdaderamente estuviéramos despiertos, sentimos claramente, un beso, la mano, los pies, tocar la cabeza, como una expresión de despedida, tan igual que como lo hiciera una persona estando despierta.
La habitación.- en ella puede ocurrir muchas cosas, hay veces que en la habitación continua se sienten pisadas o ronquidos o voces, entonces la persona que escucha esto pregunta quien esta ahí, pero nadie contesta y cuando se va al sitio, no se encuentra nada, recién nos causa la sensación de miedo, de temor. Hay casos en que se siente como si estuvieran personas que se sacuden se visten y se van, pero no hay nadie, hay casos en que si uno está durmiendo sentado con los pies estirados, se llega a percibir que otra persona está pasando por encima de los pies del que esta sentado y cuando despierta todo es silencio.
La puerta, son los casos muy comunes de las personas que se despiden, se siente un portazo en un cuarto de la casa cuando se registra el sitio creyendo que entró alguien no se encuentra nada, mayor es nuestra sorpresa si recordamos que dejamos la puerta cerrada y cerrojo, es muestra de que la muerte ronda por esos lugares.
Cierto día en el Archivo Arzobispal, por la nuche entre las 19 y 20 horas antes de la hora de salida, nos ocurrió algo extraño, a tres personas que estuvimos, la secretaría, un investigador y quien habla, logramos sentir y ver la silueta de una persona que rápidamente ingresaba a los Servicios Higiénicos, y nos preguntamos si vieron entrar alguien a los SS. HH. Y todos dijimos que sí, y nos volvimos a preguntar, pero ¿quién? Si sólo estamos nosotros, y nos quedamos en silencio pensando, luego comentamos posiblemente alguien vaya a morir”. Fue días antes del fallecimiento del Dr. Málaga. Y vivimos muchos otros casos similares en esos ambientes tan lúgubres y frígidos que son el Archivo Arzobispal, dentro de la Catedral de Arequipa. Es bueno recordar que en los atrios y patios detrás de las Iglesias y Catedrales Coloniales, fueron cementerios en épocas pasadas.
Las imágenes.- siluetas, lo más común es ver sombras en el piso o los rincones de los cuartos, a medio oscurecer, pero cuando se enciende la luz, no hay nada.
Una leyenda oriental registra a cerca de estas imágenes donde “Un criado le dice a su amo, dame un caballo para huir al pueblo más cercano, porque en el mercado me encontré con la muerte y me miró amenazante. Así lo hace el amo le da un caballo y el criado huye. Pero luego el amo va al mercado en busca de la muerte y cuando la encuentra le dice ¿porqué miraste amenazante a mi criado? Y la muerte le dice, yo no lo miré amenazante, lo miré con sorpresa porque tengo una cita con él en el próximo pueblo dentro de media hora”.[5]
La silueta de una persona, con hábito de padre franciscano apareció cierta vez en el patio de una casa antigua, pero luego desapareció, “lo ocurrido fue que una vecina de la casa había fallecido ese día y no estábamos enterados”, según lo cuenta don Ángel Espinoza, en la conversación.[6]

3.- EL SEPELIO
Ocurrido el fallecimiento del Dr. Alejandro Málaga Medina, fue un noticia que conmovió a un buen número de pobladores de la ciudad de Arequipa, el velatorio se realizó en el Paraninfo Arequipa, de la Universidad Nacional de San Agustín, de donde sus restos los condujeron a la Catedral para la misa de cuerpo presente en la mañana, el doblar de las campanas acompañaban al paso lento de quienes conducían la féretro, en la Catedral se encendió la lámpara gigantesca, (Araña), que solamente ocurre para personajes importantes de la ciudad, la misa la celebró Monseñor Fernando Ruiz de Somocursio, con la presencia del Prefecto y autoridades de la ciudad, ya para el medio día los restos lo llevaron para el Cementerio Jardín de Arequipa, la fila de ómnibus de la Universidad, los carros particulares, era interminable.
En el Cementerio se dieron discursos fúnebres de despedida a tan insigne personaje, entre uno de ellos fue el del Dr. Manuel Zeballos Vera, ex Rector de la Casa Agustina, haciendo una remembranza de los momentos que trabajaron juntos, y la gran pérdida que significa para nosotros.
Los restos de Alejandro Málaga fueron depositados en un nicho de los pabellones, del Cementerio “Jardín de Arequipa.
El año 1999, por el día del Aniversario de la Escuela de Historia de la UNSA. Conjuntamente con los alumnos se hizo una romería al cementerio recordando a tan ilustre maestro agustino.
En el Museo Municipal de Arequipa, en ceremonia especial, ya fue incorporada la imagen de Alejandro Málaga Medina, en la galería de Arequipeños Ilustres.
Los Ángeles
Para la Iglesia católica los Ángeles son los espíritus grandiosos, son Estos Ángeles guardianes, según creencias católicas van luchando entre el bien y el mal guiando nuestras almas a una purificación para alcanzarla gloria de Dios. Aún después de muertos se apiadan de nuestras almas, guardando vigilia sobre nuestras tumbas, como se puede apreciar en el cementerio de la Apacheta de Arequipa, cuyas expresiones corresponden a un imaginario colectivo, propio del siglo XIX cuando se fundó el cementerio hasta mediados del siglo XX. Aquella lucha constante entre Ángeles y demonios, entre el bien y el mal, que van rondando nuestras mentes, donde esa dualidad, esa dialéctica entre verdad y mentira, entre la ofensa y la disculpa, entre lo bueno y lo malo, entre la miseria y la bondad, permite que existamos como seres humanos. Estos ángeles, que coronaban en una parte elevada de las tumbas, pareciera que están haciendo guardia al alma del difunto, comunicando el cuerpo terrenal con Dios en el cielo, es un ángel intermediario que eleva el alma del hijo hacia el todo poderoso.
Queda como reflexión, al decir, la opulencia no sirve de mucho, todo tiene un final, se pierde el poder, se pierde hasta la propia vida, los seres humanos no somos eternos, el tiempo se nos va, la vida se agota y se acaba. El paso de nuestras vidas por este mundo es tan efímero, son pocos los años que un ser humano tiene por este transcurrir de la vida, que cuando estamos en las postrimerías de nuestra existencia nos preguntamos, ¿habremos hechos lo necesario como para haber merecido pasar por este mundo? No sabemos porqué ni de dónde nos arrancan y nos traen a este mundo, a donde nunca nos consultaron si quisimos venir, después de nuestra corta estadía nos vamos a ese lugar de donde nos trajeron, donde el tiempo es infinito y tan viejo como la existencia del universo.
EVITE EL PLAGIO, CITAR LA FUENTE:
[1] Publicado EN: AGUSTINO, Nueva Época Nº38 de la Oficina de Personal UNSA. Agosto 2006 pp 07-09, como homenaje al desaparecido historiador Alejandro Málaga Medina, en diciembre de 1995.
[2] Magíster en Estudios Andinos, Profesor Principal de Escuela Profesional de Historia. Actual Jefe del Departamento Académico de Historia Geografía y Antropología de la Universidad Nacional de San Agustín
[3] Chura Gallegos, Eufenia, Conversación a la hora del almuerzo día del entierro de huesos, Cayma diciembre de .1999
El contenido ha sido tomado en parte, del trabajo de Tesis de Maestría de Chalco Pacheco Genaro Edgar, Continuidad Cultural y Ritualismo en la Mentalidad Andina, sobre el Culto a los Muertos: La Celebración de Todo Santos en la Ciudad de Arequipa. UNSA. 2005
[4] Salazar B. Saturnino, Conversación durante el velorio de los huesos, Cayma diciembre del año 2000
[5] Mauricio Huenchuelaf, EN: “El Mirador: La Muerte. Entrevista para video Ediciones, Infinito, Bs. As. 1997
[6] Espinoza Muñoz, Ángel, Conversación después del Entierro de huesos, Cayma, dic.1998
IMAGENES:
1 Lienzo Imagen de Alejandro Málaga Medina, Museo Municipal de Arequipa,  Galería de Arequipeños Ilustres, Plaza San Francisco.
2 Foto Ángeles de el Cementerio de La Apacheta, Arequipa.
3 Foto del ingreso al cementerio Jardín de Arequipa, Vía de evitamiento.


viernes, 17 de octubre de 2008

CIUDAD DE BLANCOS, OLORES RANCIOS EN AREQUIPA DEL SIGLO XVI



CIUDAD DE BLANCOS, OLORES RANCIOS EN AREQUIPA DEL SIGLO XVI[1]
Edgar Chalco Pacheco[2]
En historia se pueden hacer investigaciones de diversa naturaleza, temas variados, impensables, que sólo amerita de la motivación, la variedad de fuentes necesarias, la crítica y de la explicación lógica.[3]
Los olores en toda sociedad y en todos los tiempos, siempre estuvieron ahí, siempre marcharon con la humanidad en el proceso histórico. El tema puede provocar diversas reacciones en los lectores, no somos innovadores pero tampoco queremos ser un fiasco, en lo posible será ameno.
¿Cuáles son las ideas o los comportamientos o, cuáles son las conductas o los principios jurídicos o, morales, que no son recibidos, que no pueden ser recibidos (que no son permitidos), que son excluidos del sistema?. De esta manera empiezo a internarme en el tema de los olores en “esta tentativa de explicar fenómenos negativos al mismo tiempo que positivos”.[4]
La reconstrucción de las sensibilidades colectivas es un poco complicada en Historia, entender y explicar las reacciones de las personas en forma colectiva a los cambios olfativos, a las actitudes, a las conductas, frente al otro, frente a la rutina, frente al cambio es muy tedioso.
La ciudad de Arequipa fue creada para blancos (españoles y descendientes) ya que los indígenas vivían en las rancherías o fuera de la ciudad, y los negros en los valles costeños en su mayoría. Esta ciudad fue marcada por los olores que desprendían sus calles todo el periodo colonial hasta avanzado el siglo XIX.
OLOR A PAN, VIZCOCHOS Y PASTELES
En un pueblo pequeño, como Arequipa de esos tiempos, por las mañanas desde muy temprano antes que salga el sol, se sentía el olor a las primeras horneadas de pan, despertaban el olfato de los arequipeños y también el apetito de saborear el pan, bizcochos y pasteles.
Pero el pan debe estar bien preparado, amasado, sazonado, limpio, no crudo ni quemado. Ante la carestía de trigo, el precio del pan se incrementaba.[5]
Los reclamos de los consumidores se presentaban con relación a los pasteles, cuya elaboración debía ser bien higiénica con olor agradable. Sin embargo, las quejas al Cabildo manifiesta que “no se consienta que negras ni indias hagan pasteles, por que les hecha maíz y carne de la tierra (alpaca y llama) y otras cosas que no es justo concebirlas”,[6] debido al aroma desagradable que dejaba en los paladares de los blancos.
Las sanciones impuestas era, quitar el pan de las panaderías y repartirlo a los pobres y algunos vagabundos que eran recluidos en el hospital de pobres de San Juan de Dios en esta ciudad. Esta parte del tema es ingresar a ver los alimentos, la protección del individuo de la salud de los agentes infecciosos.[7]
OLOR A VINO Y BORRACHERAS
En la ciudad de Arequipa se vendía el vino a granel y en botijas en un establecimiento llamado Pulpería, que además vendía pasas, frutas secas, verduras y otros artículos de pan llevar.
Sin embargo se producen casos en que bebían el vino y aguardiente en ese establecimiento, a pesar que estaba prohibido, y más bien deberían hacerlo en las tabernas. Por ello cuando el Cabildo otorga licencia a Juan de Valencia, le quita la denominación anterior de pulpería y se convierta en taberna, y no se venda otra cosa.[8] Debido al gran malestar de la población que compraban otras cosas en las pulperías y el bochorno de los ebrios consumidores.
Los licores como el vino y aguardiente de uva (pisco), al ser bebido por los asiduos consumidores provocaban en ellos unas borracheras terribles. Destacamos un información del Valle de Vitor, donde “los domingos y fiestas, mucha cantidad de negros esclavos de las heredades en el dicho valle, hacen juntos de bayles (sic), borracheras, emplazándose para ello muchos días antes, y con las borracheras cometen muchos y diversos delitos, matándose, hiriéndose y descalabrándose unos a otros…”.[9]
El trinomio, maíz-chicha-borrachera, se enfrenta a la producción de trigo para blancos en este valle del Chili. Las disposiciones eran prohibir que se muela maíz y guiñapo en los molinos[10], y evitar que con la abundancia de maíz los indígenas hagan chicha para sus borracheras[11]. A pesar de la prohibición, cada año cuatro leguas a la redonda de la ciudad, se recogía cien mil fanegas de maíz y sólo cuatro mil de trigo, cuando mucho.[12]
OLOR A CARNE Y A SANGRE
La ciudad contaba con un matadero (camal) donde sacrificaban a los animales entre reces, ovinos, cerdos y otros animales para el consumo de la población, del establecimiento se arrojaba sus aguas malolientes en un charco inmenso en un costado del edificio.
Residuos de sangre fresca y putrefacta mezclada con estiércol del lavado de la menudencia, más el agua estancada, expuestos a la intemperie, fermentados con los rayos solares, llenos de moscas y mosquitos, causaban un olor nauseabundo, ante la queja de los vecinos que vivían cerca de la calle La Palma.
Por esta situación se decide cambiar de lugar el matadero hasta en dos oportunidades. Primero junto a la chacra de Hernando Pizarro.[13] En la segunda oportunidad se vende el matadero,[14] y se compra un terreno en la margen izquierda del río Chili “porque el que agora hay es en daño desta república, por estas se mandó buscar sitio donde no corre perjuicio con su mal olor…”.[15] Es decir alejado del centro de la ciudad.
Las carnes que se vendían en la ciudad deben ser frescas sin mal olor a podrido sin descomposición “el encargado Gaspar de Armenta se obliga la venta de la carne a cuatro arreldes por un peso, con que la carne que diese sea sin carache e buena”.[16]
Las representaciones sociales entre lo bueno y lo malo, entre lo agradable y lo repulsivo, no se puede decir que haya algo universal, sino, se ha hecho algo cultural la preferencia de los olores.[17]
OLOR A PODRIDO Y A ESTIERCOL
Las calles de la ciudad contaban con acequias que conducían el agua hacia los solares de los vecinos y también existía una acequia para los desperdicios. Evitar el mal olor nauseabundo a agua estancada, podrida, mezclada con residuos fecales y basura, era una labor muy tediosa para el Almotacén encargado de la limpieza, tomando medidas por orden del Cabildo para que “no se rompan las acequias e que no se hagan muladares ny se hechen en las calles las cocydades (sic) (heces) que ynfieren en el pueblo y que pene a las personas que lo hicieren…”.[18]
Las calles eran transitadas por personas con carretas y los animales, era común ver recuas y rebaños de caballos, mulos, ovejas, porcinos, etc. Pasaban por el centro de la ciudad haciendo una polvareda causando malestar a los vecinos, el estupor era mayor si en la calle quedaban desperdicios, estiércol de porcino, donde la sensación maloliente era insoportable en pleno sol de medio día.
Por esta situación se prohíbe que los señores que tienen sus “ganados vacunos, cabrunos e yeguas que traen puercos al qual es ganado dañoso… y de aquí adelante para siempre jamás, el ganado de puercos que no anden en partes que hagan daño a ninguna persona, lo puedan traer sólo la carne”.[19]
En lo posible se busca preservar la limpieza de las calles y la salud de los vecinos y pobladores de esta ciudad. Crear hábitos en el aseo, la defecación es decir normas de salubridad y costumbres higiénicas.[20]
OLOR A QUEMADO
Cuando los árboles del escaso bosque se talan, la mala hierba se quema, sobre todo por las tardes, y los humos de diferentes partes se dirigen sobre la ciudad y el medio se hace irrespirable, Muy a pesar de las prohibiciones del Cabildo para no cortar los árboles de la campiña.
En las noches se practicaba un tipo de alumbrado en las calles, se colocaban reverberos de barro con pedazos de tela y grasa (sebo) para ser prendidos con fuego hasta que se consuma. El malestar por el humo que causaba era insoportable por la población, a pesar de ello, pareciera que estuvieran acostumbrados a este ritual registrado en su inconsciente cultural.
La escasez de productos para el alumbrado eran vigilados, controlados por el cabildo sancionando “que de aquí adelante ninguna persona saque sebo de la ciudad de ovejas de la tierra ni de castilla, ni use de el candela, so pena de perdido el sebo y las candelas y cincuenta pesos aplicados…”[21].
Las candelas eran las velas para el alumbrado dentro de la casa y también para los altares de santos en las iglesias
OLORES QUE MATAN
En la Edad Media era costumbre hacer los enterramientos en los atrios de las iglesias, que eran espacios fúnebres muy marcados según los estratos sociales. Personas importantes escogían como sitio de sepultura al pie de su santo de devoción, Juan de la Torre[22] uno de los fundadores de la ciudad es enterrado en la Iglesia Mayor (hoy Catedral), Alonso de Luque[23] otro fundador y primer escribano es enterrado en la Iglesia de San Agustín al pie de San Ildefonso.
En cambio los que pedían exequias fúnebres por cruz alta, eran enterrados en el atrio de la Iglesia (ese pequeño patio entre la reja de ingreso y la puerta de la Iglesia). Los de cruz baja eran enterrados en la parte posterior de la Iglesia (era como un canchón pero esta dentro del espacio sagrado). Sin embargo, los que eran enterrados por caridad,[24] es decir los pobres, el que “no tiene donde caerse muerto”, eran sepultados en la parte posterior de la Iglesia fuera del canchón o espacio sagrado, porque se creía que su alma iba a penar en el purgatorio y no era seguro si llegaría al cielo.
Este espacio sagrado de la Iglesia en sus interiores, al momento de celebrarse las misas, los concurrentes sentían olores nauseabundos a carne putrefacta de los cadáveres sepultados en abundancia unos sobre otros durante muchos siglos, mezclados con olores a flores propios de los velorios, también mezclado con los humos de las candelas (velas de sebo), más los hedores rancios de las personas, es decir, era impresionante el sacrificio por la devoción en la creencia religiosa soportar como dos horas el ritual de la misa.
Años después a fines del siglo XVIII, las autoridades tienen un interés por los cementerios abiertos al público, por motivos higiénicos de salubridad. “Las discrepancias respecto a las inhumaciones dentro de las Iglesias se resumen en un problema sanitario, los templos antes del amanecer eran ventilados y aún así eran frecuentes las enfermedades contraídas por haber respirado las exhalaciones que se desprendían del suelo”.[25] En los tiempos modernos obligaban a establecer cementerios fuera del casco urbano de las ciudades.
Las enfermedades de la época causaban la muerte a las personas muy pronto, debido a la ausencia y descubrimiento de las medicinas. Sin embargo, se tomaban medidas de precaución, “por cuanto la pestilencia de viruelas y sarampión que ha llegado a esta ciudad tiene alarma y a parte de los vezinos y naturales de ella y su comarca caydos y enfermos y muertos, y por esta causa no había quien quién acudiese a recoger el trigo…”.[26] Años anteriores trajeron indígenas de la zona de Collaguas y Condesuyos para la reconstrucción de la ciudad después el terremoto de 1582, los tuvieron en cuarentena en las rancherías y en la pampa de Miraflores por más de un mes, antes de ingresar a la ciudad.
OLORES PERSONALES
Población que no estaba acostumbrada al aseo ni al baño diario, que convivía con sus hedores rancios propios de actividades agrícolas y de calles polvorientas como Arequipa. Era natural el miasma corporal y que para combatir estos olores utilizaban perfumes importados desde Francia, lugar especializado en estas fragancias artificiales, ocultado, enmascarando su naturalidad. En realidad esta parte del tema es muy apasionante que lo presentaremos en otra oportunidad.
VIGILAR Y CASTIGAR
Si bien el título corresponde a una obra de Michel Foucault[27], es una de las características del control en esta ciudad impuesta por las autoridades, a todos aquellos hechos, actos y situaciones que contravengan el normal funcionamiento de la ciudad.
Pero castigar por el solo hecho de sancionar a los infractores no era una de las preocupaciones del Cabildo, se tiene conocimiento de pocos sancionados sobre todo por los Fieles Ejecutores. Sin embargo, vigilar, era la característica más apropiada, para que no se cometan estos actos contra el orden establecido, la labor del Alguacil y sus tenientes era más importante en su carácter disuasivo, que una penalidad sin cambios de conducta.

EVITE EL PLAGIO, CITAR LA FUENTE:
[1] Publicado EN: Revista HISTORIA Nº7, (ISSN 2220-3826) de la Escuela Profesional de Historia UNSA. Arequipa, Perú. octubre 2004 pp.87-94
[2] Profesor de la Escuela Profesional de Historia de la UNSA.
[3] Le Goff Jacques, Pensar la Historia. Ed. Paidos, Barcelona, 1999
[4] Foucault Michel, Estética, Ética y Hermenéutica. Ed. Paidos, Barcelona, 1999. p.75
[5] AMA: LAC: 02:f.206v, Acuerdo de Cabildo de fecha 26 de junio de 1562
[6] AMA: LAC: 06:f.109, Acuerdo de Cabildo de fecha 18 de enero de 1591
[7] Certeau, Michel de “La Invención de lo Cotidiano” Vol.2 Ed. Iberoamericana México 1999 pp.168
[8] AMA: LAC: 007:f.271v Acuerdo de Cabildo de fecha 01 de febrero de 1578
Conf. Chalco Pacheco, Edgar, “Las Regidores Perpetuos de Arequipa” Tesis para optar el título de Licenciado en Historia. UNSA. Arequipa 1993 p.178
[9] AMA: LAC: 06:f.110v, Acuerdo de Cabildo de fecha 01de febrero de 1591
[10] AMA: LAC: 05:f.40v, Acuerdo de Cabildo de fecha 18 de enero de 1585
[11] AMA: LCED: 01:f.148, Cédula dada en Los Reyes de fecha 28 de mayo de 1586
[12] Loc. Cit.
[13] AMA: LAC: 02:f.100, Acuerdo de Cabildo de fecha 03 de marzo de 1559
[14] AMA: LAC: 03:f.204v Acuerdo de Cabildo de fecha 04 de febrero de 1574
[15] AMA: LAC: 03:f.205, Acuerdo de Cabildo de fecha 04 de marzo de 1574
[16] AMA: LAC: 01:f.81, Acuerdo de Cabildo de fecha 19 de setiembre de 1549
[17] Candau, Joel “Hay una uniformización del gusto a causa de la industrialización de los alimentos más comunes”. (Antropólogo especializado en Ciencias Sensoriales)
http://www.consumaseguridad.com/web/es/sociedad_y_consumo/2004/07/15/13399.php
[18] AMA: LAC: 01:f.109v Acuerdo de Cabildo de fecha 16 de abril de 1550
Conf. Chalco Pacheco, Edgar, “El Cabildo de Arequipa S-XVI” Tesis para optar el grado de Bachiller en Historia. UNSA. Arequipa 1991 p.52
[19] AMA: LAC: 01:f.191, Acuerdo de Cabildo de fecha 27 de mayo de 1552
Conf. Chalco Pacheco, Edgar, “Las Regidores Perpetuos de Arequipa” Tesis para optar el título de Licenciado en Historia. UNSA. Arequipa 1993 p.169
[20] Corbin, Alaín “El perfume o el miasma. El olfato y lo imaginario social”, Ed. FCE. México, 1987, pp.85
[21] AMA: LAC: 01:f.306v Acuerdo de Cabildo de fecha 13 de diciembre de 1555
[22] Chalco Pacheco, Edgar “Ángeles Piadosos en el Cementerio de la Apacheta”, Rev. Historia Nº5 UNSA. Arequipa 2002 pp.131
[23] Ibidem, pp132
[24] Ver: Libros de Defunciones del Archivo Arzobispal de Arequipa.
[25] León L. Marco A. Sepultura Sagrada, Tumba Profana. Edit. LOM, Santiago 1997 p.26-27
[26] AMA: LAC: 05:f.390v Acuerdo de Cabildo de fecha 26 de diciembre de 1589
[27] Michel Foucault “Vigilar y Castigar” Ed. Siglo XXI Madrid 1998