lunes, 15 de agosto de 2011

LA CHAVELA, ALMA MUNDO DEL PRIMER CEMENTERIO EXTRAMUROS DE AREQUIPA

LA CHAVELA, ALMA MUNDO DEL PRIMER CEMENTERIO EXTRAMUROS DE AREQUIPA  *
A fines del siglo XVIII, en la ciudad de Arequipa existe una preocupación de sus autoridades de carácter sanitario, que conlleva a la construcción del primer cementerio extramuros que corresponde al Hospital de Pobres de San Juan de Dios, construido en la Pampa de Miraflores, y en el siglo XX tomaría el nombre de “La Chavela”, hasta su traslado definitivo. Se logran identificar comportamientos colectivos de un sector de la población, donde las prácticas culturales están relacionadas con el culto a las personas, mezclándose lo popular y lo ilustrado, lo rural y lo citadino.
Palabras Clave: Cementerio extramuros, Hospital de pobres, Alma Mundo, La Chavela.
Abstrac
In the late eighteenth century, in the city of Arequipa there is a concern of sanitary authorities, leading to the construction of the first cemetery outside the walls corresponding to the Hospital of the Poor of St. John of God, built on the Pampa de Miraflores, and in the twentieth century took the name of "Chavela" until its final move. It can identify the collective behavior of a segment of the population, where cultural practices are related to the cult of people, mixing popular and illustrated, rural and city dwellers.
Keywords: Cemetery outside the walls, poor Hospital, Alma Mundo, La Chavela.

1.- LOS CEMENTERIOS EXTRAMUROS
El problema de las sepulturas fue criticado desde hace mucho tiempo, para fines del siglo XVIII y precisamente en esta coyuntura política es donde el saneamiento definitivo de los espacios de culto, como las iglesias, se convirtió en una persistente preocupación de las autoridades locales. En Francia, el tema del peligro sanitario de los entierros dentro de las Iglesias se transformó en un tópico común para los reformadores eclesiásticos y laicos, y en España se tomó la misma disposición años más tarde, y la consecuente aplicación en sus colonias.

El término extramuros significa, fuera del recinto de una ciudad, pueblo o lugar, que tenga muros o esté cercado. Puesto que las antiguas ciudades que estuvieron a orillas del mar y tenían puerto, pues estaban amuralladas, cercadas para evitar ser saqueadas o sirvieran de defensa en caso de guerra, así lo eran gran parte de las ciudades en las colonias españolas en las Antillas, y en el Perú las que tenían puerto, por ejemplo el caso de Lima.

Para el caso de Arequipa se aplicaba el mismo criterio del término con la diferencia que estuviera fuera del recinto de la ciudad (hoy centro histórico). Y para fines del siglo XVIII e inicios del XIX, es frecuente el discurso sobre los “cementerios extramuros” este tema de los cementerios abiertos al público fue de interés del Intendente, por motivos higiénicos, sobre todo el de Miraflores, hoy no quedan restos del Cementerio ya que se encuentra urbanizado, pero cuando se hacen construcciones de casas se encuentran restos óseos. “Las discrepancias respecto a las inhumaciones dentro de las Iglesias se resumen en un problema sanitario, los templos antes del amanecer eran ventilados y aún así eran frecuentes las enfermedades contraídas por haber respirado las exhalaciones que se desprendían del suelo”[1].

2.- CEMENTERIO DEL HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS
Los problemas que se trataban en la ciudad y se buscaba dar solución en el Cabildo, entre ellos estaba el asunto de los pobres y gente que no tenían familiares o quién vele por ellos, de ahí que se fundó el Hospital de San Juan de Dios y que tenía como sitio destinado para cementerio en Miraflores, en el lugar conocido hoy como “La Chavela”, que luego se convertiría en Cementerio General.

El Hospital es muy antiguo, ya en 1552, el Cabildo de Arequipa, a solicitud de Hernando de Mena, quien deseaba entregar algunos beneficios de sus minas para la creación de un hospital, acordó su fundación para atender la curación de españoles, indios y demás castas, para lo cual se compraron los solares de Juan de San Juan y se nombró médico al Licenciado Marco Antonio quien era "médico experto.

Se realizó la fundación el 30 de setiembre de 1558, y el día 13 de enero de 1561 se nombró como patrona a Nuestra Señora de Los remedios[2].

Lo importante de la documentación es a cerca de los servicios “que apenas fallezca algún pobre español, se de aviso al Vicario, por si quiere enterrarle en la Iglesia Mayor (Catedral), de lo contrario en el templo hospitalario”[3], este reglamento es del siglo XVI, y con el transcurrir de los años y al aumento de población esto cambiaría. Puesto que en la Iglesia de San Juan de Dios, tenían preferencia en enterrarse los fieles y con medios económicos, en cambio, los blancos pobres, indios y negros serían llevados a las afueras de la ciudad a un cementerio exclusivo en la Pampa de Miraflores, esto a fines del siglo XVIII. Los de San Juan de Dios empezaron a, diferenciar, aplicando las normas del Cementerio extramuros.

Esto se deduce del “informe que pide el Cabildo al Prior del hospital San Juan de Dios sobre el propósito de don Juaquín Carrera y Oviedo de edificar una tienda en el corto recinto que hace de cementerio de la Iglesia Nueva del Hospital en 1824”[4].

De lo que se puede deducir que, el primer cementerio extramuros de la ciudad de Arequipa, corresponde al Hospital de Pobres de San Juan de Dios, y la documentación a la letra dice:

“Sus magestades vieron un oficio despachado por el sor. Governador Yntendente y Vizepatrón Real desta Provincia (Antonio Álvarez y Jiménez), su fecha dozce del presente mes, en que avisando haver acordado con el Ylustrísimo señor Obispo desta Diócesis la fábrica de cementerio en la Pampa de Miraflores, para que en él se dé sagrada sepultura a los cadáveres, que de caridad se entierran en la Capilla de la Parroquia, y Camposanto del Hozpital (San Juan de Dios), a expensas de una Limosna, o donación Pública; avisa igualmente, que habiendo resuelto, dicho señor Ylustrísimo en unión del Venerable Cabildo Eclesiástico, la que por una vez, pueden contribuir las rentas de la fábrica de su Santa Iglesia, y determinado, el Reverendo Padre Prior de San Juan de Dios, executar lo propio por parte de las del Hozpital, con acuerdo de este Ylustre Ayuntamiento. Por razón del Patronato que tiene de dicho Hozpital; lo comunicaba a este dicho Ayuntamiento, para que con anuencia del referido Padre Prior combenga con él en la cantidad con que resuelbe concurrir a esta piadosa Obra. … dicho oficio concurrió al Reverendo Padre Prior del mencionado combento Fray Juan de Dios Rodríguez hace relación y concluyó, con que a lo sumo la mayor cantidad  que el convento podría concurrir a la propuesta obra piadosa, sería la de 150 pesos en tres meses…, concurrirá igualmente con otras demostraciones de faenas voluntarias a que coadyuvará estimulando de los devotos y apasionados de su Combento y Hozpital…” (rúbricas . Pedro Sánchez Corbacho, Francisco de Rivero, Fray Juan de Dios Rodríguez, José García Ydiaquez, Juan de Dios López del castillo, Lucas de Ureta, Miguel Haedo Pérez de Córdova. Antemi Mariano de Tapia”[5].

En el siglo XVII se harían cargo de la administración hospitalaria los Padres de San Juan de Dios, nombre de la Orden que tomó el nosocomio, hasta su destrucción por el terremoto del siglo XIX[6].

3.- CEMENTERIO DE MIRAFLORES
En 1820 la idea de hacer un Cementerio General ya ha tomado vuelo, en virtud a una Real Resolución del 31 de noviembre de 1813 para que se utilice el Cementerio de Miraflores, originariamente destinado al hospital San Juan de Dios. Las epidemias de esos años forzaron la idea de ensanchar la necrópolis de Miraflores[7].

La información que corrobora el funcionamiento en el año 1834 es abundante, donde se manifiesta que se hicieron sepelios en el Panteón de Miraflores[8], y también los subsiguientes años. Posteriormente en 1838 se nombró al Presbítero D. Jacinto Gonzáles dónde además se indica, que se le continúe de animero en la Pampa de Miraflores[9].

El Plano de Arequipa elaborado por Eduardo del Rivero en 1917, contiene el antiguo cementerio del pueblo de Miraflores que se aprecia al finalizar la calle el filtro y a unas cinco o seis cuadras de la Iglesia de San Antonio. El Cementerio tiene fecha de clausura en 1853, según el sello que aparece en recuadro superior (ANTIGUO PANTE-ON DE AREQUIPA, CLAUSURADO EN 1853), pero recién se hace efectiva la clausura cuando entra plenamente en funcionamiento el Cementerio General de La Apacheta.

La legislación que se dictó con posterioridad a la creación de cementerio general, tuvo un carácter fragmentario, pues sus disposiciones sólo obligaban a establecer cementerios fuera de las ciudades, sin considerara las circunstancias ni los medios disímiles en que éstos debían instalarse, regían aspectos generales, prohibían los entierros en las Iglesias y se llamaba a la creación de nuevos camposantos[10]. Pues así se aprecia en la disposición de la Iglesia, y era que se construyan Panteones en las Parroquias de las diócesis[11].

Queda entonces una solución, construir los cementerios intercomunales, alejados de las ciudades (terrenos abundantes y no costosos). Pero subsisten numerosas dificultades. Si por obedecer a los imperativos de la planificación urbana, el emplazamiento de los cementerios lejos de las ciudades parece una necesidad imperiosa, en el plano psicológico la cuestión resulta más delicada, es que el cementerio proporciona una especie de terapia, de catarsis, una purificación, incluso para los no creyentes, la paz el retiro lejos de todo ruido, la meditación en un cementerio es algo así como un ritual religioso del hombre secularizado[12].

Tenemos un dato curioso, en el año de 1883, se continúan haciendo entierros muy a pesar de su clausura, y se dice clandestinamente y no lo reconoce la Parroquia más cercana. “La Parroquia de San Antonio Abad no reconoce Panteón ninguno, sin embargo que existe un Panteón destruido a distancia de seis cuadras de la Yglesia, en donde se sepultan clandestinamente, tanto adultos como párbulos”[13]. Esta modalidad de entierros continuaría hasta mediados del siglo XX como veremos líneas adelante.

4.- EL ALMA MUNDO
Para la mentalidad andina, en todo cementerio siempre existe una tumba principal que pertenece al alma mundo (o mundo alma) de tal manera que con esta tumba recuerdan a los fundadores de su comunidad o Ayllu. La persona que visita la tumba de su pariente difunto, nunca debe de olvidarse e saludar también al “alma mundo”[14].

En la cultura de los pueblos, en el caso de los Urus de Chipaya, los muertos son parte importante de la comunidad. El contexto originario destaca su presencia e influencia en todas las actividades: trabajo y producción, enfermedades, fiesta, problemas de conducta social. En la cosmovisión se trata a los difuntos con cariño, con poca pena, pero con profundo respeto y consideración. Todos conocen el poder que tienen[15].

Las personas reconocidas, las originarias, las autoridades, los fundadores, tienen  mucha importancia y un lugar especial, porque de su compromiso y su ritualidad depende la vida de los habitantes. Los Jilaqata (personas encargadas del ritual) representan las llaves del cementerio o las llaves de los muertos, porque abren el primero de noviembre y cierran el dos de noviembre. La Fiesta de Todos Santos tiene una connotación que ayuda a integrar mejor a la comunidad de los difuntos más antiguos con los hombres legendarios que fundaron este pueblo Uru. Algunos originarios también les llaman Mundo Alma[16].

Esta tumba coincide con el Calvario de los cementerios católicos particulares[17], quiere decir que con el sincretismo católico se mezclan las costumbres y prácticas mortuorias en la comunidad de vivos con la de los difuntos.

“Estos difuntos forman un grupo que, por un lado, infunde temor, mientras que, por el otro lado, es considerado como un grupo que está estrechamente relacionado con las vicisitudes de los vivientes. Ellos forman parte de la comunidad de los vivos: hay una convivencia entre los vivientes y las almas de los parientes difuntos. Estos últimos necesitan de la ayuda de los vivientes, mientras que, al mismo tiempo, pueden prestar servicios a los vivos. Al revés es lo mismo: los vivos necesitan de la colaboración de las almas de los difuntos, por ejemplo para conseguir buenas cosechas… De esta manera el principio de colaboración mutua que se practica entre los miembros de la comunidad humana, recibe una prolongación en esta comunidad que se extiende hacia los difuntos”[18].

5.- EL MITO Y EL NOMBRE DEL CEMENTERIO
El A inicios del siglo XX el cementerio general de Miraflores, se lo conocería como “el cementerio de La Chavela”, el nombre hace referencia a la mítica dama, quién apareció aproximadamente en 1918 de unos 20 años de edad y de procedencia chilena, y siendo dama de la noche de diversión en cantinas y chinganas, fue guitarrista muy conocida y famosa y solicitada por sus conocidos, murió en el Hospital Goyeneche muy pobre y sus amigos y conocidos la enterraron en este cementerio de Miraflores, donde, además le construyeron una gruta[19].

6.- LOS “SANTOS POPULARES”
En la década del setenta, Susana Chertudi y Sara Newbery definieron a las canonizaciones populares como aquellas que tienen por objeto de culto personas que han sido santificadas por el pueblo, es decir, que en su proceso de canonización no había intervenido la Iglesia Católica como institución. Es más, la Iglesia reprueba estas muestras de fervor religioso que suele definir como supersticiones[20].

Existen comportamientos colectivos que son difíciles de explicar, por ejemplo por qué la persona que llevó una vida común, incluso a veces hasta reprochable, se convierte después de su muerte en un objeto de culto religioso, debido a que se cree que su alma se encuentra en la gloria y que puede convertirse en intercesora ante Dios o adquirir un poder sobrenatural capaz de hacer milagros. También podríamos llamarlo devociones populares.

Es ahí que las sensibilidades, de un sector de la población, donde las fuerzas de estos creyentes, de seguir luchando en la pobreza y miseria, los llevan a cometer atrocidades, robos, crímenes, pasando al mundo del lumpen. Su lucha de clamar perdón por los errores, no tiene eco en los santos católicos, “pues estos le fallaron” en sus horas cruciales. Entonces recurren a otras creencias, fuera de la Iglesia Católica, ante imágenes (tumbas) que representan a sus vacíos y ansiedades, a imágenes que son su reflejo, son como ellos, y que se convierte en uno más de su mundo espiritual.

Las tumbas de estos personajes son las más concurridas, los más venerados, llenos de velas, flores y adornos. De esta manera por este sincretismo se convierte en personaje principal del cementerio, “Alma Mundo”. Los creyentes en estas “tumbas sagradas”, cuando visitan el cementerio primero van a la tumba del “Santo Popular” y después a la de sus familiares, o a la inversa, pero tienen que saludar el “Alma Mundo”, donde se convierte en intermediario entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, bajo un principio de colaboración mutua, podríamos decir reciprocidad, los ruegos más comunes, las promesas realizadas y los castigos ante el incumplimiento, los diversos homenajes y evocaciones, son la característica de este diálogo, donde, algunas son supervivencias de ancestrales costumbres andinas.

El pensamiento de la población andina en gran parte migrante de la sierra sur del Perú, hacia esta ciudad de Arequipa, ubicados en la zona de la Pampa de Miraflores, parte alejada del Barrio de San Lázaro, (Puno, Cusco Ayacucho Moquegua, Tacna) pudieron identificarse con las actividades de las personas muy representativas y de mucha relación con la gran parte de la población. Por ello que ante la desaparición y muerte de la persona importante, le rinden mucho reconocimiento y luego continuo fervor y terminando en devoción.

De esta manera a fines de la década de los años de 1920, cobra importancia la creencia de “La Chavela”, cuya tumba era muy visitada por su conocidos, hasta los años 1950 en que se traslada el cementerio a Alto Misti, y esta creencia disminuye a los años 1970, cuando se traslada el cementerio hasta los cerros de el cebollar.

Un caso similar se tiene en Lima con Sarita Colonia, “El culto a Sarita manifiesta una necesidad de identificación con un personaje ideal. No obstante, lo curioso es que a este ideal, que conserva los rasgos típicos del santo más allá de cualquier latitud social o cultural (bondad, caridad, piedad, humildad, modestia, devoción, compasión), se le agregan ingredientes propios de los sectores emergentes que crean el personaje: Sarita es la primera santa chola migrante. Es decir, los sectores andinos migrantes, en transformación, hallaron en ella a su heroína o, si se quiere, a su interlocutora ante Dios. Se compara con Melchorita Saravia, de Chincha (+1951) y con Luisita de Humay, de Pisco (+1869)”[21].

Pero en Arequipa, curiosamente después de 1971, cobra importancia la visita a la tumba de Víctor Apaza[22], que es una de las más famosas del Cementerio de la Apacheta, muy concurridas hasta la fecha, como que ante la ausencia de la tumba de la Chavela, hace volcar las creencias a la tumba de Apaza.

Y es que ante la ausencia de un Santo de rasgos faciales andinos. En el cementerio de la Apacheta se hace reverencia a Víctor Apaza, por la creencia, de un sector de la población, que ha hecho milagros y su tumba es la más cubierta de flores y velas todos los días, la visitan primero antes de ir donde sus difuntos[23]. Pero el problema es difícil de explicarlo, es la población quien sufre el martirio del otro, le dicen pobrecito, si era inocente, la aflicción y admiración lo convierten en veneración y santificación popular etc. Nadie llama a V. Apaza como “santo” pero lo tratan como tal, de esta forma el pueblo lo sitúa dentro del conjunto del panteón cristiano, V. Apaza es nuevo intercesor entre Dios y los hombres.[24]

En la creencia popular, -de la zona andina desde México hasta Tierra de Fuego-, la sangre de los inocentes es sagrada, milagrosa, por ello la devoción, de sus fieles. Este aspecto se nota en el caso de Víctor Apaza, se cree que no debieron sentenciarlo ni fusilarlo, porque ya se iba a suprimir la pena de muerte en todo el país. El mismo caso se da en la Ciudad de Huancayo, y en la ciudad de Cajamarca con Udilberto Vásquez Bautista[25], también fusilado por el gobierno militar, en tal sentido reiteramos algo que también ocurrió en Argentina con el caso del Gauchito Gil donde se menciona “Era sabido que la sangre de inocentes servía para hacer milagros”[26].

7.- DESTRUCCION Y TRASLADO AL NUEVO CEMENTERIO DE ALTO MISTI
Los constantes reclamos de los vecinos por la salubridad, los mitos que se tenían sobre apariciones de almas y condenados y otras creencias populares, el Municipio determinó, allá por el año1950, que el sitio del antiguo cementerio “La Chavela”, se convirtiera en centro de abastos y campo deportivo, y las últimas tumbas y nichos y cuerpos de los que tenían parientes o conocidos fueron trasladados a la pampa encima de la Urbanización las Palmeras, conocido luego como el cementerio de Alto Misti, estando alejado de la Iglesia de Chapi Chico.

Los restos óseos de los vecinos de la zona fueron trasladados al nuevo cementerio, entre ellos los restos de la mítica Chavela construyéndole nuevamente una gruta. Otros restos fueron trasladados al cementerio el Ángel de Alto San Martín (hoy PP.JJ. Jerusalén)

Pero lo resaltante de este hecho es que el Municipio en ningún momento se hace cargo o toma la administración de este Panteón Público, y que solamente es voluntad de los vecinos el tener un lugar donde entierra a sus difuntos familiares.

Este lugar también sería la crítica de la vecindad después de los años 1960 debido a la rápida urbanización de la zona por la cooperativa 14, Edificadores Misti, Alto Misti, El Porvenir, haciendo que el campo santo quedase en el centro de la población y no teniendo cerco y cuidante ni puertas, pues este sitio se convirtió en zona de saqueos de estudiantes de medicina, lugar de rituales satánicos de sectas religiosas y grupos de rockeros y vagabundo y demás huacteros.

Por lo que también se determinó su clausura y traslado de los restos de sus fieles difuntos, hacia la zona del cebollar, parte alta de Miraflores, allá por el año 1970, y en su lugar se ha construido el gran Colegio Javier de Luna Pizarro, de amplia infraestructura. Con el pasar del tiempo, el constante cambio de los espacios, poco a poco se olvidaron de la mítica “Chavela”, y sobre todo cuando se clausura el segundo cementerio, en la actualidad con el mencionado nombre existe un mercado de abastos y el barrio de vecinos del actual Distrito de Miraflores.

BIBLIOGRAFÍA
Acosta Orlando. La Muerte en el Contexto Uru: Caso Chipaya. En ECO ANDINO, Año 3, Nº5. Oruro: Revista del Centro de Ecología y Pueblos Andinos, 1988.
Berg, Hans van den, Religión Aymara. En. Berg, Hans van den, y Schiffers, Norbert La Cosmovisión Aymara, La Paz: HISBOL. (1992):291-308.
Galdos Rodríguez, Guillermo. Una Ciudad para la Historia, una Historia para la Ciudad, Arequipa en el siglo XVI. Arequipa: Ed. EDIUNSA, 1996.
Gutiérrez, Ramón. Evolución Histórica Urbana de Arequipa 1540-1990. Lima: Edit., Epígrafe, 1990.
Kessel, Juan van. Cuando Arde el Tiempo Sagrado. La Paz: HISBOL. 1992.
León León, Marco Antonio. Sepultura Sagrada, Tumba Profana, Los Espacios de la Muerte en Santiago de Chile. Santiago: LOM 1997.
Peñalva Suca, Lorenzo Jesús. Consideraciones Sociales Acerca del Mito de La Chavela. Tesis de Bachiller en Sociología UNSA.- Arequipa 1985.
Thomas, Louis-Vincent. Antropología de la Muerte. México: Edit. F.C.E. 1ra. Reimp. 1993.



CITAR LA FUENTE  (EVITE EL PLAGIO)
* Publicado EN: Revista HISTORIA Nº9  (ISSN 2220-3826) De la Escuela Profesional de Historia de la Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa, Perú. Oct. 2010 pp 107-115
[1] León León. Marco A.  Sepultura Sagrada, Tumba Profana. Edit. LOM, Santiago 1997 p.26-27
[2] Galdos Rodríguez Guillermo, Una Ciudad para la historia, una historia para la Ciudad, Arequipa en el siglo XVI,  Ed. EDIUNSA, Arequipa 1996 p.328
[3] Galdos Rodríguez Guillermo, Una Ciudad para la historia, una historia para la Ciudad, Arequipa en el siglo XVI,  Ed. EDIUNSA, Arequipa 1996 p.329
[4] Gutiérrez, Ramón, Evolución Histórica Urbana de Arequipa 1540-1990,  Epígrafe 1992 p94
[5] Archivo Municipal de Arequipa; Libro de Actas de Cabildo Nº26, Folios 67v-68. Acuerdo del 13 de abril de 1793.
[6] Galdos Rodríguez Guillermo, Una Ciudad para la historia, una historia para la Ciudad, Arequipa en el siglo XVI,  Ed. EDIUNSA, Arequipa 1996 p.331
[7] Gutiérrez, Ramón, Evolución Histórica Urbana de Arequipa 1540-1990,  Epígrafe 1992 p92, Tomado del Libro de Actas de Cabildo de fecha 6 de julio de 1820
[8] Archivo Arzobispal de Arequipa Serie: Administrativo 1832 -1837, año de 1834
[9] Archivo Arzobispal de Arequipa Serie: Administrativo 1827 -1840, año de 1838
[10] León León, Marco A. Sepultura Sagrada, Tumba Profana. Edit. LOM, Santiago 1997 p.42
[11] Archivo Arzobispal de Arequipa Serie: Administrativo 1846 -1849, año de 1848
[12] Louis-Vincent, Thomas,  Antropología de la Muerte” F.C.E. México, 1993 p.425
[13] Archivo Arzobispal de Arequipa Sección Vicarías, Serie Arequipa, Subserie, Santa Martha,  San Antonio Abad, 20 de junio de 1883.
[14] Kessel Juan Van “Cuando arde el tiempo sagrado” HISBOL , La Paz 1992 p.94-95
[15] Acosta Orlando  “La muerte en el contexto Uru: Caso Chipaya” En: ECO ANDINO, Año 3, Nº5, Revista del Centro de Ecología y Pueblos Andinos, Oruro, Bolivia, 1988, p.8-9
[16] Acosta Orlando  “La muerte en el contexto Uru: Caso Chipaya” En: ECO ANDINO, Año 3, Nº5, Revista del Centro de Ecología y Pueblos Andinos, Oruro, Bolivia, 1988, p.32
[17] Kessel Juan Van “Cuando arde el tiempo sagrado” HISBOL , La Paz 1992 p.95
[18] Berg, Hans van den, Religión Aymara. En. Berg, Hans van den, y Schiffers, Norbert. La Cosmovisión Aymara, La Paz: HISBOL. 1992, pág. 295.
[19] Peñalva Suca, Lorenzo Jesús, “Consideraciones sociales acerca del mito de la Chavela”, Tesis de Bachiller en Sociología UNSA.- Arequipa 1985 p.68 y ss.
[20] Extraído del cdrom "ALMAS MILAGROSAS, SANTOS POPULARES Y OTRAS DEVOCIONES" por María de Hoyos y Laura Migale, Edición NAyA .Fuente: Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA.  http://www.cuco.com.ar/. (Citado 20-10-2010). Disponible:
[21] Hernández Lefranc, Harold. Sarita Colonia: Una Santa Emergente.  (Citado-02-11-2010) http://www.puntodeequilibrio.com.pe/punto_equilibrio/01i.php?pantalla=noticia&id=15074&bolnum_key=4&serv_key=2100
[23] Tumba de Víctor Apaza Quispe falleció el 17 de setiembre de 1971, Nicho Nº22 “pabellón San Hilarión” del Cementerio de La Apacheta, Arequipa
[24] Ronzelen de Gonzales, Teresa Van, “Víctor Apaza: La emergencia de un santo” EN: Rev. América Indígena Vol-XLV, Nº4 diciembre 1985 pp.647-668
[26] Gauchito Gil, la historia detrás de la leyenda http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:katD3ILVP9UJ:www.taringa.net/posts/info/3475776/Gauchito-Gil_-la-historia-detras-de-la-leyenda.html+san+gil+gauchito+la+sangre+del+inocente+es+sagrada+en+cielo&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=p

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