miércoles, 26 de junio de 2013

JAVIER DE BELAÚNDE RUIZ DE SOMOCURCIO, MURIO EN LIMA

El ex ministro de Justicia Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio falleció, antes de ayer 24 de junio  a los 104 años de edad.
Belaunde Ruiz de Somocurcio fue cinco veces diputado por Arequipa donde era conocido como “el león del sur” debido a su destacado rol en las dos revoluciones mistianas contra el general Manuel A. Odría (1950 y 1955) y designado ministro de Justicia en el segundo gobierno de Fernando Belaunde.
También fue colaborador de la sección opinión de La República con lúcidos artículos sobre nuestra historia, pues el destacado "político por convicción" como solía identificarse, también era historiador. Estuvo casado con Carmela López de Romaña (ya fallecida) con quien tuvo dos hijos: Javier e Inés de Belaunde López de Romaña. Sus restos son velados en la Iglesia Virgen de Fátima, en Miraflores.

SEMBLANZA DE JAVIER DE BELAÚNDE RUIZ DE SOMOCURCIO.
Su trayectoria por la defensa de los principios patrióticos y éticos, al mismo tiempo su indomable tesón como historiador insigne, su trayectoria brillante como maestro de la ética en el cumplimiento del deber lo hacen un personaje digno de emular por las nuevas generaciones.
Con estas palabras se presentó a las elecciones de 1945.
Javier de Belaunde Ruiz de Somocurcio nació en Arequipa en 1909. Pasó su infancia en el valle de Majes. Estudió Letras y Derecho en Arequipa en la Universidad de San Agustín. En 1931 participó en el gran mitin obrero-estudiantil, recibiendo su bautizo de fuego. Fue secretario general de la Federación de Estudiantes en 1933.
En 1938 realizó en Lima investigaciones históricas particularmente sobre el proceso de la independencia. En esa oportunidad descubrió en el archivo del Congreso la credencial del diputado Crespo elegido para representar a las provincias de Jaén y Maynas en el Primer Congreso Constituyente del Perú en 1822, documento valiosísimo para probar la peruanidad de aquellos territorios que disputaba Ecuador.
Ha sido elegido cinco veces diputado (1939, 1945, 1956, 1963 y 1980). La primera vez por la provincia de Castilla, Arequipa, en 1939, iniciando una larga trayectoria como parlamentario caracterizada por la defensa de los principios democráticos, las libertades públicas, y una activa promoción de los intereses de la región a la cual se hallaba ligado.
Fue el primer representante por Arequipa, que plantea en el Congreso la posibilidad de irrigar las extensas pampas de Majes-Siguas.
En 1944 fue uno de los fundadores del Frente Democrático Nacional que llevó a la Presidencia de la República a don José Luis Bustamante y Rivero. Elegido diputado por Arequipa en 1945, en las listas del Frente Democrático Nacional, Javier de Belaunde, junto a otros frentistas, lucharon contra un proyecto de ley restrictivo de la libertad de imprenta.
En octubre de 1946, con eminentes ciudadanos como don Jorge Basadre, Oscar Trelles, Francisco Tamayo y Arturo Osares, constituye el Partido Social Republicano, de corta duración pero de importante actuación.
En 1949 con importantes figuras de Arequipa y Lima participa en la organización de la Liga Democrática Nacional, para enfrentarse a los propósitos continuistas del General Odría. La Liga lanza la candidatura del General Ernesto Montagne a la Presidencia de la República.
Toma parte activa en la heroica rebelión popular de Arequipa en junio de 1950, donde tiene valerosa actuación la que es elogiada por Francisco Mostajo, Bustamante y Rivero, Víctor Andrés Belaunde, Ernesto More, entre otros. Por su indeclinable actitud frente al Gobierno de Odría, sufre persecuciones y es recluido en el Panóptico en 1951.
En 1955 fue uno de los fundadores del “Movimiento Demócrata Cristiano”. En diciembre de ese año fue uno de los dirigentes de la gran rebelión popular ocurrida en Arequipa que al derribar al ministro de Gobierno, sentó las bases para las elecciones de 1956.
Ese año es elegido nuevamente diputado por Arequipa por la Democracia Cristiana, integrando junto con Mario Polar, Julio Ernesto Portugal, Héctor Cornejo Chávez, Roberto Ramírez del Villar, Jaime Rey de Castro y Jorge Bolaños Ramírez una representación departamental que tuvo especial trascendencia. Son valiosas sus intervenciones tanto en la elaboración de leyes como para lograr obras para su departamento
Integrando la lista de Acción Popular-Democracia Cristiana, en 1963 volvió a ocupar una curul en la Cámara de Diputados, siempre por Arequipa; representación que ejerció hasta la clausura del Congreso, por el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968. Entre sus iniciativas parlamentarias se destacan la ley sobre el Sesquicentenario de la Independencia, que creó la Comisión Nacional cuya obra fue la publicación de la Colección Documental en 90 volúmenes; la ley para la publicación de la Historia Marítima del Perú; el proyecto de nuevo Reglamento Interno de la Cámara de Diputados; la Ley General de Pensiones, etc.
En noviembre de 1966 ocupó la cartera de Justicia y Culto, siendo presidente don Fernando Belaunde Ferry. Durante s desempeño ministerial, realizó intensa labora para resolver el problema de los penales.
Al ser elegido en los comicios del 18 de mayo de 1980 nuevamente diputado por Arequipa en la lista de Acción Popular, se constituyó en el decano de los integrantes de esa rama del Congreso. Recibió la Medalla de Honor del Congreso de la República en 1985. Posteriormente, en mayo del mismo año la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la Moción de Orden del Día presentada por todos los sectores políticos, rindiéndole “cálido homenaje por su fructífera y ejemplar labor parlamentaria”.
Ha publicado varios estudios, mereciendo especial atención el precursor Juan Pablo Viscardo y Guzmán y el libertador Simón Bolívar. Fue presidente de la Sociedad Bolivariana del Perú, y del Instituto Viscardo y Guzmán.
En 1996 publicó “Político por vocación. Testimonio y memorias”, libro de carácter testimonial, auspiciado por la Fundación Manuel J. Bustamante de la Fuente, el cual mereció el saludo del Congreso, por tratarse, al decir del historiador Franklin Pease de un valioso aporte al conocimiento de la historia política de la segunda mitad del Siglo XX.
En mérito a su destacada participación en el Movimiento Popular de 1950, en defensa de la libertad y la democracia, le fue otorgado un Diploma de Honor por Juan Manuel Guillén, Alcalde Provincial de Arequipa; Rolando Cornejo Cuervo, Rector de la Universidad Nacional de San Agustín; y José Butrón Fuentes, Decano del Colegio de Abogados de Arequipa.
Siempre se ha mantenido en plena actividad intelectual siendo asociado fundador de la Asociación cultural limeña Arequltura, encargada de difundir los valores culturales de Arequipa.
Hoy, no obstante sus 97 años de edad, realiza labor intelectual. Fruto de ella es el libro que ha escrito sobre Francisco Javier de Luna Pizarro.
De él ha dicho el historiador y maestro arequipeño Eusebio Quiroz Paz Soldán: “Político, orador, escritor, historiador, profesor y periodista, es Javier de Belaunde, un símbolo para los arequipeños”.
FUENTE:

domingo, 9 de junio de 2013

SIMPOSIO INTERNACIONAL: QEROS,SIGNOS TOCAPUS Y LA ESCRITURA ANDINA


CONVOCATORIA

SIMPOSIO INTERNACIONAL:
QEROS, SIGNOS TOCAPUS Y LA ESCRITURA ANDINA

El Museo Arqueológico José María Morante de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, el Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia en el Cusco y la Sociedad Polaca de Estudios Latinoamericanos, tienen el agrado de anunciar el Simposio Internacional sobre Qeros, signos tocapus y la "escritura" andina,  que se llevará a cabo los días 8 y 9 de julio en el local del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional de San Agustín, calle Álvarez Thomas 200, Arequipa, Perú.

El Simposio tendrá como eje central el tema de escritura andina para evaluar el estado de la cuestión, la conceptualización, la extensión y profundidad de los conocimientos alcanzados respecto de la escritura andina antigua en general y los Qeros en particular, como soporte de dicha escritura.

Espera generar un espacio de intercambio entre los ponentes magistrales respecto de los avances de las investigaciones realizadas y formular las futuras metas y estrategias posibles para su estudio.

Temas a tratar:

El temario incluye, y no se limita solamente a:

1.         ¿Se puede hablar de una escritura andina?
2.         Formas de escritura andina:
3.         Diversos soportes materiales de la escritura andina
4.         ¿Es posible un desciframiento?
5.         Tareas inmediatas en el campo del estudio de la escritura andina

Ponentes Magistrales Invitados:

Dr. Mariusz Ziólkowski, de la Universidad de Varsovia, Polonia
Dr. Krzysztof Makowski Hanula, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Dr. Milos Giersz, de la Universidad de Varsovia, Polonia
Dr. Gail Silverman, Investigadora independiente de Estados Unidos
Dr. Jorge Flores Ochoa, de la Universidad Nacional de San Antonio Abad, Cusco
Dr. David de Rojas, profesor de diversas universidades de La Paz, Bolivia.

Destinatarios

            Historiadores, arqueólogos, antropólogos, profesionales e investigadores en la Cultura, profesionales en gestión cultural y en turismo
            Estudiantes universitarios y de posgrado
            Público en general

Aranceles:
            Profesionales: S/. 60
            Estudiantes     S/. 30

Directores:

            Dr. Félix Palacios Ríos, Director del Museo Arqueológico de la UNSA
            Dr. Mariusz Ziólkowski, Universidad de Varsovia, Polonia           

Mayor información:

                        unsa.museo@gmail.com
                        felpalalcios@gmail.com

domingo, 2 de junio de 2013

MEGAMINERIA, EFECTOS ECOLÓGICOS


Los destructivos, irreversibles efectos ecológicos de la minería.
Adán Salgado Andrade  (especial para ARGENPRESS.info)
Tomado de: http://www.argenpress.info/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html

La actividad minera se remonta a miles de años, desde que nuestros antepasados apreciaron ciertos minerales, algunos sólo por sus cualidades de ornato, como el oro (en esos tiempos, claro) o por utilidades específicas, como el hierro, empleado en la hechura de utensilios domésticos o instrumentos de guerra. Y muy lejos quedaron los tiempos en que para obtener oro, por ejemplo, bastaba con acercarse a algunos ríos en cuyos no muy profundos cauces, se hallaban pepitas de ese preciado, amarillento, relumbrante metal. Los absurdos mitos de que existían ciudades totalmente hechas de oro, llevaron a ambiciosos, codiciosos mercenarios, como los españoles, primero, a explorar los océanos, en busca de nuevas tierras que materializaran tan descabelladas historias.

Pasado el tiempo, en la materialista, depredadora época actual, metales justo como el oro, y decenas de otros, crecen en su importancia, tanto por su valor, así como por su utilidad. El oro no sólo se emplea para joyería o fuente de valor, en forma de lingotes o monedas, sino que tiene varios usos industriales, como en la electrónica, en donde es vital para la elaboración de tarjetas madre y procesadores de computadoras. También se emplea en la odontología, para hacer piezas o amalgamas (se había dejado de emplear, por los altos costos, pero de nuevo crece su empleo, dado que es un metal inerte, o sea, no produce efectos secundarios en el paciente). En medicina, se le emplea para combatir el cáncer o la artritis reumatoide o también para realizar diagnósticos, mediante isótopos de oro radioactivo o en aparatos que permiten la sobrevivencia del paciente, como implantes. Otro campo que lo emplea bastante es el de la aeronáutica, en donde la construcción de vehículos que puedan desplazarse sin problemas sobre la superficie de Marte, por ejemplo, es vital, por lo que partes esenciales de tales aparatos son hechas de oro o cubiertas con películas auríferas, con tal de reducir al mínimo fricción y desgaste.

Ante tantos usos y, claro, la cuestión de que en estos tiempos de profundas debacles económicas, que ven en el almacenamiento del oro una fuente de atesoramiento y de, digamos, salvavidas, cuando la economía no sólo de una persona, sino de un país entero pudiera “aliviarse” vendiendo algo de sus reservas o posesiones de oro, el precio de este codiciado metal ha ido en aumento, debido, sobre todo, a que su extracción es cada vez más difícil e, igualmente, costosa (hay que agregar, también, que últimamente, la especulación con metales como el oro, la plata o incluso el cobre, ha contribuido a disparar sus precios, mediante los llamados ETF’s, exchange traded funds, que son instrumentos “financieros” basados en la posesión de metal que una firma especuladora tenga en ciento momento. Así, los inversionistas que depositen su dinero en esa firma, ganarán más si ésta aumenta sus reservas de oro, a la vez que suba el precio de éste, digamos. Claro que el acaparamiento del metal, sólo para que suba su precio, es mera y mezquina especulación. Es como si alguien comprara el pan hecho todos los días, sólo para que subiera su precio, aunque no se lo comiera. Pero a estos extremos se llega en el capitalismo salvaje, con tal de tener grandes ganancias).

Si antes, como dije, bastaba con acercarse a los ríos a recoger pepitas de oro o cavar una mina que contuviera tal metal, que afloraba a los pocos metros del tiro perforado, con los siglos eso ya es prácticamente inexistente y para extraer el poco oro que en tierra aún pueda existir, se ha creado desde hace años lo que se conoce como “minas a cielo abierto” (open pit mining).

De hecho, lo mismo está ocurriendo con muchos otros minerales o metales “estratégicos”, tales como el mencionado oro, plata, cobre aluminio, molibdeno, cromo, manganeso, zinc, níquel, platino, diamantes, coltan, entre otros. Hablando del coltan, este mineral cada vez más escaso, es vital como aislante térmico en la industria electrónica. Lamentablemente la mayor parte se extrae de una zona selvática protegida existente en la república democrática del Congo, en donde viven los últimos gorilas de montaña existentes en el planeta. Allí, explotados mineros reciben sueldos de hambre por extraer el coltan y, debido a esos salarios de hambre, cazan a los gorilas para comer, acelerando la extinción de éstos (1)

Así, las minas a cielo abierto, conocidas como megaminas, por ser extensamente invasivas y destructivas, han venido a ser la “solución”, como veremos.

No sólo porque con la minería tradicional, de cavar un tiro, la extracción se vuelve más difícil y costosa, sino porque con ésta no se podría extraer hasta, digamos, la última molécula de oro, es que se ha optado por las megaminas. Pero también se tiende ya a incursionar en los fondos marinos, que, se asegura, son aún más ricos en minerales, que en tierra firme. Eso se está haciendo con la igualmente destructiva en invasiva minería marina, que ya he tratado en otro artículo, y que consiste en cavar y triturar los fondos oceánicos cercanos a apagadas fumarolas marinas. Ese brutal método, crea una especie de smog marino que tarda mucho tiempo en volver a sedimentarse, matando a cuanto ser vivo caiga en la zona en que se disemina, debido a que congestiona sus sistemas respiratorios. Y ese destructivo método también se ha aceptado muy complacientemente por las mafias empresariales y gubernamentales (2).

Los minerales que aún quedan en la tierra se extraen, como ya señalé, mediante las megaminas. Éstas muy dañinas operaciones consisten en que, una vez probado que existe oro, por ejemplo, en tal lugar, aunque sea de “muy baja ley”, se explotará. Y esto de la “ley”, es un término que indicaría la cantidad que contendría un metro cúbico de piedra triturada. Así, por ejemplo, si ese metro cúbico de piedra triturada posee un gramo o menos de oro, se dice que es de “muy baja ley”. Cuando ese metro cúbico contiene al menos una onza de oro, es decir, 31.1 gramos, se dice que es de “buena ley”. Sin embargo, desde este indicador puede percibirse el grado de desperdicio y destrucción que implica la megaminería, pues es absurdo que para obtener un gramo o un décimo de gramo, en la “peor” de las situaciones, se deba de extraer una tonelada de material pétreo, ¡absurdo!

Está claro, entonces, que para expurgar ese gramo o gramos de oro, los métodos no son convencionales ni ecoamigables, o sea, que no dañen el entorno. Sin embargo, hay que aclarar que la extracción de oro, excepto por las pepitas en los ríos de antaño, siempre ha sido contaminante, pues antes de las megaminas, en las minas tradicionales, se empleaba mercurio para que se uniera al oro y posteriormente aquél se separaba. El mercurio es un mineral muy tóxico para el ambiente y perjudicial a la salud humana, que provoca daños al sistema nervioso, renales, gastrointestinales y malformaciones durante el embarazo.

Pero la megaminería no sólo envenena con sus procedimientos, sino que altera brutalmente la ecología de los lugares en donde se realiza.

Una vez “limpiado” el, sitio de toda forma de vegetación existente, básicamente el proceso consiste en realizar, primero, la excavación masiva del lugar, empleando explosivos, hechos con nitrato de amonio, combinado con aceite combustible (ANFO). La excavación es similar a la que se hace cuando se van a explotar materiales de construcción, como grava, por ejemplo, pero mucho más intensa. Se van haciendo círculos concéntricos, a manera de bancos o escalones, comenzando desde el centro, y conforme la excavación se va haciendo más profunda, se van ampliando los escalones concéntricos, los cuales van agrandándose en diámetro hasta alcanzar cientos de metros de extensión, llegando a kilómetros con el tiempo. Se van haciendo taludes inclinados, no verticales, con tal de evitar deslizamientos de tierra, que incluso se revisten de cemento y se va trazando un camino, también revestido, para que por el circulen los enormes camiones, conocidos aquí como yucles, capaces de cargar cada uno hasta 330 toneladas por viaje. Llegan a ser tan enormes los cráteres resultantes, que pueden ser vistos desde el espacio.

(Aquí, pueden ver varias fotos de megaminas: http://www.wired.com/wiredscience/2009/10/gallery_mines/.

Y en el siguiente video, pueden ver un ejemplo de tales megaminas: http://www.youtube.com/watch?v=S16q_x8TUo0. Se refiere a la megamina Betze Post, ubicada en Nevada, Estados Unidos, de la que se extraen cada año 90 millones de toneladas de roca, suficientes para cubrir con casi 17 metros de espesor de material el Parque Central de Nueva York).

El material extraído se va apilando en terrenos contiguos al enorme cráter que día a día va creciendo, en espera del siguiente paso. Justo por ese apilamiento, es que las megaminas no sólo se apropian de las tierras en donde se perfora el invasivo cráter, sino que también se absorben cientos de hectáreas aledañas, lo que incrementa el daño ecológico de por sí provocado. Aquí en México, por ejemplo, con las leyes tan laxas y las mafias en el poder tan corruptas que tenemos, muchas megaminas practican el despojo de tierras de los ilusos campesinos a los que engañan con sus “grandes proyectos”, a los que les compran o “rentan” sus tierras por bicocas (cinco pesos por hectárea anualmente, por ejemplo), pero, no sólo eso, sino que se apropian ilegalmente de más hectáreas.

Luego de que el material pétreo se extrae, se tritura al máximo, hasta dejarlo casi como arena. Después, se forman montículos que se rocían con agua mezclada con cianuro, peligroso veneno muy dañino al medio ambiente y a la salud, que, incluso, está prohibido su empleo en varios países, pero en donde sí se permite, las megaminas se desentienden del brutal daño ecológico que ese veneno provoca. Como señalé, una vez rociada el agua con cianuro, se va filtrando por las arenosas pilas para unirse al oro que contengan, si lo hay, y se forma una solución líquida de cianuro-oro, que se recolecta en la base de la pila (lixiviación) y se bombea hacia un molino, en donde el oro y el cianuro son separados químicamente. Sin embargo, ese proceso de filtración del cianuro puede llevar meses, así que se provoca contaminación del medio ambiente, debido a las vaporizaciones y a las filtraciones del cianuro. Y al decir “rociar”, es que se emplean miles de litros de agua envenenada por pila, así que se podrá imaginar el daño brutal que se deja en el medio ambiente. Y cada que una pila se “exprime” del oro que contenga, se le agrega más tierra y se repite el rociado, hasta que sea demasiado alta para seguirlo haciendo.

No terminan los estragos ambientales allí, sino que las pilas que ya “no sirven”, o sea, que se les extrajo hasta la última molécula de oro, se van desechando a cielo abierto, pero como son millones de metros cúbicos de tierra contaminada con cianuro, se construyen algo así como represas para contener tantos desechos. Se supone que deberían de recibir una especie de “tratamiento” para reducir los contenidos de cianuro, pero muy pocas empresas lo hacen, sobre todo por lo costoso, así que, simplemente, lo van apilando, formando largas “colas” (tailings) de lodos envenenados con cianuro, cuyo contenido líquido, se filtra y llega a mantos acuíferos, en tanto que las vaporizaciones, como dije, contaminan el medio ambiente circundante. Y esas represas son tan inestables, que han habido terribles accidentes, como el sucedido en el año 2000, cuando la “cortina” de una de esas represas, ubicada en Rumanía, falló, regándose más de 340 mil litros de desperdicio lodoso, contaminado con cianuro, los que fueron a dar al río Tisza, matando 1240 toneladas de peces y contaminando el agua potable de 2.5 millones de personas. Cabría preguntarse, ¿cuándo sucederá aquí un desastre similar? Piénsese también en los millones de litros de agua que se requieren para el proceso de lixiviación descrito, que se contaminan irreversiblemente también, además, como señalé, de que el cianuro se filtra a los mantos acuíferos. ¿Vale la pena, entonces, seguir con la minería? Para el capitalismo salvaje, depredador, la respuesta es ¡sí!

Es tan desperdiciador este destructivo método extractivo del oro, que, en general, se requieren de 30 toneladas de desechos pétreos para extraer una sola onza de oro, es decir, pírricos 31.1 gramos.

Por tanto, el agotamiento de las minas de muchos metales, como el cobre, están expandiendo a niveles sin precedentes esta destructiva actividad, con el mismo nivel de desperdicio y depredación de los recursos naturales. Para extraer 30 kilogramos de cobre, por ejemplo, se requieren triturar 4 toneladas de piedra extraídas desde 600 metros de profundidad… y así por el estilo.

En México, las sucesivas mafias en el poder han permitido que empresas tanto nacionales, como extranjeras, principalmente canadienses, practiquen la destructiva megaminería, “concesionándoles” ya el 25% del territorio nacional, lo que redundará en un irreversible daño ambiental y brutal merma de nuestros recursos naturales. Por ejemplo, la empresa canadiense Goldcorp posee varias minas aquí. Una de ellas, Peñasquito, ubicada en Zacatecas, comenzó a operar en el 2011, está “concesionada” a 22 años, y es considerada de “muy baja ley”, o sea, que cada tonelada de piedra triturada contiene entre 0.1 y 1 gramo, cuando mucho. Aún así, estima la empresa extraer 500 mil onzas anuales de oro (15.55 toneladas), es decir, que se tendrían que extraer entre 500 mil a un millón de toneladas anuales de piedra. Actualmente, el enorme cráter tiene un radio exterior de 3.5 kilómetros de diámetro y ya lleva, en el centro, 400 metros de profundidad, ¡el equivalente a un edificio de 160 pisos de altura! ¡Imaginen el gigantesco boquete que quedará al final de los 22 años de explotación! (3).

Esas casi 16 toneladas de oro, considerando un precio actual de $1465 dólares por onza, unos $17600 pesos, ascenderían a $732.5 millones de dólares (mdd) anuales. Como señalé, esa empresas pagan sólo un pequeño “derecho” por hectárea, de un máximo de $111 pesos. Suponiendo que Peñasquito explote unas 400 hectáreas, sólo debe de pagarle a la nación $44,400 pesos anuales (esa megamina se había apoderado ilegalmente de 600 hectáreas más, pero el Tribunal Superior Agrario le ordenó restituírselas a sus dueños, 29 campesinos). El precio promedio de extracción del oro en la megaminería es de unos $857 dólares por onza, casi un 60% del precio de venta, así que la utilidad neta anual sería de unos $300 mdd, ¡un negocio redondo! Por eso son tan rentables las megaminas, a pesar de los costos y las dificultades que implica la extracción del oro.

Además, resulta irónico que el oro extraído en nuestro territorio lo deban importar las mafias en el poder, cuando lo requieren, al precio comercial fijado (¡neocolonialismo, pues!).

Por el citado daño ecológico que provocan las megaminas, en muchos lugares del país, y del mundo, hay frecuentes protestas, como una que recién, al escribir estas líneas, se dio en Jalisco, por parte de ejidatarios, que exigen se cierre la megamina Gan-Bo, operada por una empresa china, pues afirman que “lo que suelta la mina cuando se muelen las piedras, está dañando la vegetación. Los árboles frutales como tamarindo, naranjos y limones ya no pegan o se están secando. No los queremos en el pueblo. La mina no ha dejado empleos, ni riqueza, sólo perjuicio”. (4)

Pero mientras sigan siendo tan codiciados el oro, la plata, el platino, el uranio… seguirá la destructiva fiebre megaminera en todo el mundo, hasta que la última molécula de esos y otros metales “estratégicos” sea extraída… ¡aunque el planeta se acabe!

Notas:
1) Ver mi artículo al respecto: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2009/09/el-coltan-otro-recurso-natural-mas-para.html
2) Ver mi artículo: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/05/mineria-marina-el-nuevo-desastre.html
3) http://www.jornada.unam.mx/2013/04/29/estados/036n1est
4) http://www.jornada.unam.mx/2013/05/06/estados/033n3est
IMAGEN:
http://www.google.com.pe/imgres?imgurl=http://www.wired.com/images_blogs/wiredscience/2009/08/mines_berkeley1a.jpg&imgrefurl=http://www.wired.com/wiredscience/2009/10/gallery_mines/&h=503&w=670&sz=123&tbnid=sB0vG_IUuL3UrM:&tbnh=98&tbnw=130&zoom=1&usg=__NJc5ghQU5LNbiLvvcxlnnsmEUoU=&docid=N9DjS1BzPaW4TM&sa=X&ei=yqirUb0v5fzgA5TqgJgC&ved=0CDYQ9QEwAQ&dur=262